La sombra tras la puerta

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El sonido de la pluma escribiendo llena el silencio profundo de la habitación apenas con espacio para acomodar dos muebles pequeños y una cama ya vieja y maltratada por los años, acompañada del compás de la escritura ya hace una respiración agitada por ni más ni menos que mi presencia, el pánico abunda en cada letra que escribo en este diario, lo que estoy a punto de relatar no es un cuento o un simple sueño, me gustaría que eso fuera, un simple sueño.

Todo comenzó hace apenas un mes, pero para entender mejor mi historia comenzare unos días antes de mi llegada a ese lugar que de solo pensar en él hace que un frio sentimiento recorra mi cuerpo entero.

Yo era anteriormente un estudiante, el cual había egresado de la universidad y me había unido a la larga fila de personas desempleadas sin oportunidad de mostrar lo aprendido, así que por el momento no me quedo opción que encontrar trabajos pesados y mal remunerados. En ninguno de esos lugares hubo queja alguna, me caracterizaba por ser una persona eficiente, pero para mí no era suficiente el lugar así que tenía un historial de varios lugares y cortos tiempos de estadía laboral, no fue hasta que llegue a aquel lugar.

Aún recuerdo perfectamente muchas de las promesas y acuerdos a los que llegamos con tal de aceptar el empleo, debí haber pedido más, pero nadie me advirtió.

El lugar en el que me habían centrado era una boticaria, la cual tenía un almacén en la parte superior de ella, la boticaria era muy conocida en aquel lugar, algunos habitantes del lugar hablaban que sus remedios eran los mejores del lugar, sino tal vez del mundo entero.

Para mi mala suerte no me toco estar abajo en la boticaria, sino arriba en su bodega, la cual se dividía por diferentes tipos de habitaciones, cada habitación contaba con ciertas sustancias y remedios, algunas puras y otras combinadas en una mezcla homogénea y poderosa ante la mirada del pueblo, cada entrada de cada cuarto solo contaba con un marco de madera sin puerta, ya que la ausencia de una puerta era óptima para entrar y salir sin perder el tiempo en abrir y cerrar, la bodega está conformada por tres plantas, cuando llegue al lugar me presentaron dos plantas las cuales estaban divididas perfectamente en sincronía mutua, ya que ambas plantas parecían construidas con la misma estructura, cinco cuartos en la primera y cinco en la segunda, lo único que las diferenciaba eran los tipos de sustancias que se encontraban.

Me explicaron que era importante vigilar cada frasco e ingrediente que se encontraba en las habitaciones y que si encontraba alguna defectuosa la colocara en las escaleras que suben a la cuarta planta, pero la persona enfatizó: "solo puedes llegar hasta ahí, está prohibido subir al tercer piso".

Como el ser humano que soy la espina se incrusto en mi subconsciente y comencé a hacerme muchas preguntas, las cuales fueron opacadas por el momento, ya que debía prestar atención a la información recibida sobre mi nuevo empleo.

Conforme pasaron los días el trabajo no permitía que mi mente divagara en preguntas sin sentido hasta que comencé a notar algo muy peculiar. Tal como me lo habían ordenado, cada frasco con sustancia que no funcionara o se encontrara afectada, la colocaba en las escaleras que subían al tercer piso, mi sorpresa era al día siguiente ya que al llegar todo producto desaparecía sin dejar rastro alguno, sospeché que existía una persona que se llevaba eso para deshacerse de la sustancia y encontrarle un nuevo uso a los frascos que vaciaba, no pude haber estado más equivocado.

Paso dos semanas y las dudas en mi comenzaron a crecer cuando una mañana habitual subí hacia las escaleras y note una sustancia en el suelo poco común, era viscosa y tenía un color casi transparente, por lo que era casi imperceptible en una distancia alejada, lo más interesante es que aquella sustancia formaba un camino hacia el tercer piso, fue entonces cuando comencé a indagar sobre lo que había allá arriba, pero mis esfuerzos por hallar respuestas fueron en vano, nadie sabía que había arriba y nadie quería averiguarlo pues no querían terminar en la calle, ojala yo hubiera entendido eso y haberme abstenido de buscar respuestas, pero la curiosidad crecía mucho más en mi interior.

Una tarde y sin que nadie se diera cuenta me escabullí a las faldas de las escaleras y comencé a subir escalón por escalón, nervioso de que alguien me descubriera e intrigado por lo que encontraría ahí arriba, a cada paso que daba las emociones aumentaban y deje de pensar, mi cuerpo reaccionaba solo para subir los escalones, hasta que por fin frente a mis ojos visualizaban una puerta, pero no como cualquier puerta, esta era de una manera muy especial y gruesa, la cual estaba muy bien protegida por varias cerraduras, por lo que abrirla estaba fuera de mis opciones, en ese momento debí de haber retrocedido, pero mi cuerpo aun reacciono a los escalones cuesta arriba y fue ahí donde el horro se hizo presente, ya que al pegar la cabeza al suelo para ver debajo de una fina abertura bajo la puerta, se asomó ante mí una figura grotesca, lo que parecía ser un hombre de una altura superior a los dos metros y con curvaturas corporales distorsionadas a la naturaleza, solo observe como aquella sombra se acercaba con velocidad y furia contra la puerta para tratar de abrirla pero sin éxito alguno, golpe el cual ocasiono que mi cuerpo perdiera el equilibrio y rodara cuesta abajo hasta el primer escalón y en ese mismo instante perdí la conciencia.

Apenas salí del hospital por lesiones leves, al menos en el cuerpo, porque en mi mente aún tengo la imagen de aquella figura inhumana y espantosa, mi mente trata de entender que es lo que vi ahí, pero lo único que me llega a la mente es el terror de saber que algo así existe y de que ahora siento que está cerca de mí. Si tuviera una ventana estoy seguro que me aventaría con tal de dejar esa imagen espantosa atrás, pero no es posible.

Mientras escribo el final de esta historia, comienzo a escuchar unos pasos por arriba de mi techo tan fuertes como una roca, esta aquí, quisiera poder huir, pero me tiene acorralado, así que antes de que él logre entrar prefiero morir aquí... en este momento el veneno corre por mis venas...los síntomas son... ya notorios... jamás... me... encontrara... vivo.

La sombra tras la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora