Letras y café para ti. (2)

Querido.

Aprendí en parte la lección. Si regresa (que lo dudó) por una tercera oportunidad, tenga por seguro que se la daré, ésta y todas las que me pida. Pero le advierto, querido señor mío, todas y cada una de las rupturas serán rutinarias, por lo tanto podré hacerlas ya sin que me de un poco de lástima su pobre alma. 

Para su información, esto último, sólo fue un golpe ¿está bien? Usted amado mío, ahora sólo es eso: Un tremendo golpe emocional ¿Y que se hace con los golpes? ¡Fácil! Se reciben, se asimilan y se regresan.

Tarde que temprano dejaré de sentir éste amor, se lo aseguró, y no será culpa mía, pues hice todo lo humanamente posible por salvarlo. Pero ya no más. 

Es su turno de venir a mi, de que sienta un poco del mal que ha causado. Pero no se preocupe, que no seré yo quién lo lastime (sería incapaz) será su orgullo y sus palabras quienes se encarguen de eso, yo sólo les enseñaré el camino.

Usted querido artista, ha sido quién en las noches de desvelo me ha seducido con si dulce voz y sus palabras llenas de esperanza; usted fue quién pintó flores y paisajes en medio de ésta gris ciudad; usted quién dibujo en mi piel con sus dedos y sus caricias; usted quién me cantó a la luz de la luna una canción que nadie conocía.

Por eso me parece triste que usted siendo tan sensible y tan dado a enamorar como pocos, sea también el asesino de sentimientos más frío que existe. 

Pero bueno, después de tanto tiempo juntos, por fin aprendí algo de usted querido compañero... A no confiar en nadie, y menos aún, en la persona que más hemos amado en esta vida.