8 pm. Empieza a ganarme el sueño, aún sigo sentada en el sillón frente a la puerta esperando a que regreses.
Han pasado 2 semanas desde que no sé nada de ti.
Empiezo a preguntarme ¿ya no volverás? ¿No volveré a ver tus ojos brillar? ¿No veré tu hoyuelo asaltar repentinamente tu mejilla? ¿No volverás para leerme cada noche? ¿Jamás te escucharé de nuevo? ¿Mis noches se quedarán vacías otra vez?
Mientras esas ideas asaltan mi mente, mi café va enfriándose.
Es un desperdicio, el café frío es como las disculpas después de un grave error: no sirven de nada.
Tomó la taza y la colocó en la mesa de la cocina.
Este lugar está vacío, pareciera que las almas han empacado y abandonado el lugar hace más de un siglo. El frío empieza a calarme hasta los huesos, es como si solo quedara el fantasma de lo que pudo ser de nuestro amor rondando por la casa.
Decido subir a la habitación, pero me detengo a preparar más café ¿porqué? Porqué me tranquiliza. Me tranquiliza escuchar el agua hervir, me tranquiliza el aroma del café recién hecho, me lleva de regreso a los días en que extrañarte dolía menos.
Cuando esperar era algo rutinario, pero que al final del día valía la pena, pues al llegar a casa dirías "hermosa, te extrañe" y me besarías como nunca, como siempre.
Pero ya no más. Me quedo apoyada en la mesa de la cocina, recordando todo lo que pudimos ser, o mejor dicho, que pudimos serlo todo, pero ya no más, las oportunidades para este amor se agotaron, una y mil veces.
11 pm. Las primeras lágrimas brotan, preparo la segunda taza de café y me dirijo a la habitación; la cama está fría y sola, me acomodó de costado y empiezo a contar ¿para que? Para tranquilizarme y no empezar a desbordarme.
1... 2... 3... Las lágrimas son cada vez más frecuentes. Me levantó y limpió mi rostro con el dorso de la mano. Corro al baño a lavarme la cara, a limpiar toda evidencia de que he llorado.
Me veo en el espejo, ya no soy ella. Han pesado años desde la última vez que me vi en este mismo espejo, recuerdo había una sonrisa, un ligero tono rosado en las mejillas, los labios rojos y brillo en los ojos. Ahora, hay ojeras, rasgos afilados y piel vieja; no cabe duda que la belleza se acaba pronto.
Han pasado años desde que era ella. Aquella de la que te enamoraste tan perdidamente, pero bueno, la vida tarde o temprano nos cambia, y a mi me hizo una persona completamente diferente ¿y a ti? a ti solo te endureció el alma.
Regreso a la cama y me abrazo a mi almohada susurrando que te extraño.
1 am. Recuerdo la taza de café, de nuevo está frío pero aún así lo bebo. Sabe como la indiferencia: frío y amargo.
Me preguntó ¿me extrañaras? ¿Estarás con alguien? ¿Será bonita? Y rompo en llanto de nuevo.
Tengo cientos de preguntas pero me aterran las respuestas, prefiero vivir en la completa ignorancia a conocer la desgarradora verdad.
Me quedó mirando el techo de la habitación, esa misma que veía contigo mientras planeábamos el futuro.
Me quedó callada, escuchando los ruidos de afuera, todos sin sentido.
Suspiro y muerdo mis labios. Alguien decía que aquellos que suspiran es porque ya no desean vivir, pues en cada suspiro dejan escapar un trozo de vida.
Pero esto que tengo ya no es vida. Es sólo existencia vacía.
2 am. Ya no tengo sueño para nada, 2 tazas de café, tu nombre, tu voz y tu recuerdo, garantizan 3 horas de insomnio.
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Letras y café para ti. (2)
RomantizmAlguna vez me pediste que escribiera cartas para ti, pero yo no soy de las que trabaja bajo encargo, cariño. Sin embrago, me he dado a la tarea de escribir para ti, te dejare cada una de estas cartas, para que nunca olvides ese "algún día", para que...