Lo que extraño de ti.

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Corrí calle abajo, ésta era la cuarta vez en el mes que visitaba a Julio, al parecer mi pequeño problema con el hipotálamo me había rebasado y necesitaba terapia o habría cometido una locura.

Entre a nuestro "centro" que era en otras palabras su sala, pues no me gustaba el consultorio, así que ahí estaba de nuevo, atormentando a este pobre hombre con mis problemas.

—Buenos días— saludo amablemente el hombre, se veía cansado..

—¿Que hay Doc? Te ves cansado ¿Una mala noche?— dije sentándome en el sillón de todos los jueves.

—Lo de siempre— se sentó frente a mi— ¿Como vas tú?

—Igual, días buenos, días malos. Más malos que buenos me temo.— dije recargando mi cabeza contra el respaldo del sillón.

—Bien, cuéntame ¿aún lo extrañas?

—¿Que clase de pregunta es esa?— regresé mi vista a él— Como siempre- suspire.

—¿Que es con exactitud lo que extrañas?

—Veamos— me mordí un poco el labio— extraño leer sus mensajes por la mañana, extraño que llame, extraño escuchar su risa- Sonreí- sus horrorosos dientes, su gorro, su forma de vestir, sus ojos, su cuello, su perfume, oírlo cantar— comencé a llorar— extraño que me diga que me quiere, que me diga "mi pequeña", que me diga una y otra vez "algún día", ¡carajo!— seguía llorando— extraño todo de él.

—Aún lo amas.

—Como la primera vez que lo vi.— limpie algunas de mis lágrimas, esta era la tercera vez que lloraba en ese lugar.

—¿Has vuelto a hablarle?

—No tiene caso— dejé de llorar de tristeza y empecé a llorar de rabia.

—¿Porque lo dices?— me acercó una caja de pañuelos.

—¡Él ya me olvido!

—¿Estás completamente segura?

Saque el teléfono de mi abrigo, busque entre las imágenes y se lo entregue.

Él sólo asintió como dándome el pésame.


Letras y café para ti. (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora