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Después de una larga charla entre besos y caricias en la madrugada, Jimin cayó profundo en los brazos de Morfeo y no se dió cuenta cuando el otro se levantó, recogió sus cosas y se fue, sin decir absolutamente nada.

Jimin lo entiende, sabe que a veces el mayor debe irse muy temprano al trabajo o a entrenar, pero no puedo evitar sentirse un poco decepcionado ya que le hubiera encantado ser despertado con besitos en la cara y por qué no, un rico desayuno por su cumpleaños número 22.

Se limpia la pequeña lágrima traicionera que corría por su mejilla y toma asiento en la cama, agarra su celular con la esperanza de encontrar un mensaje de él, pero no había nada.

Trata de convencer a su cabeza que seguramente el mayor está muy ocupado con el trabajo y quién sabe, podría estarle guardando un sorpresa para más tarde.

Con ese pensamiento, se levanta un poco más animado y empieza su día, no ve la hora de poder ver a su chico y pasar esta linda fecha con él.

Por otro lado, Jungkook se masajea la sien y suelta un jadeo de frustración, se siente cansado y con ganas de dormir los siguientes 3 días, pero tiene tanto que hacer en la empresa, que ni siquiera ha podido darle los buenos días a su pollito.

Cuando ya por fin es la hora del almuerzo, se acerca a la oficina de su madre, una delgada mujer muy elegante, de unos cincuenta años que está concentrada en su computador, hasta que nota la presencia de su hijo.

–Hola hijo —se acerca y le da un beso en la mejila— Iba a buscarte para ir juntos a almorzar ¿Te suena?

–Eso estaría genial, hoy ni siquiera tuve tiempo de tomar café —dice mientras espera en la puerta que su madre esté lista para salir de la oficina.

–Pues vamos, puedes llamar a Nayeon para que nos acompañe, hace ya un tiempo no la veo —dice mientras se dirigen al ascensor— Necesito hablar con ella sobre algunos detalles de la boda.

Jungkook no dice nada, solo asiente y al llegar al auto, donde los esperaba un chófer, saca su teléfono. Puede ver qué tiene varios mensajes de Jimin, deseándole los buenos días junto con muchos emojis y una foto de él, no puede evitar sonreír pero siente la mirada de su madre así que se promete contestar después, antes debía llamar a su prometida.


Son las 15:00 y Jimin ya se siente un poco triste, Jungkook no había dado señales de vida y ya empezaba a creer que había olvidado su cumpleaños. Estaba sentado en el sofá del pequeño cuarto donde vivía, su jefa lo dejó salir más temprano por ser su día y al llegar y mirar su celular, pudo ver qué Jeon vió sus mensajes pero no había respuesta.

Alejando los pensamientos negativos, decidido se armó de valor y lo llamó, al quinto tono pensó que no respondería pero se equivocó.

–¿Hola? —Era él, estaba muy feliz— ¿Que pasa, Jimin? estoy en el trabajo.

–O-oh hola, sí, lo s-siento —se golpea mentalmente por tartamudear pero rápidamente se recompone y vuelve a hablar— Yo.. umm, quería saber si vendrás hoy, pero está bien, podemos hablar cuando estés libre.

– Eh, estoy muy ocupado y además ya fui ayer, sabes que no puedo ir tan seguido porque la prensa puede seguirme —responde mientras ojea algunos papeles en su escritorio— ¿te parece si lo dejamos para la otra semana? no me escribas, yo te escribo cuando esté disponible.

–P-pero.. yo- yo quería verte ho— es interrumpido por un golpe al otro de la línea.

– Te estoy diciendo que estoy muy ocupado, por Dios Jimin, no siempre puedo estar a tu disposición, pensé que lo entendías.

El rubio no puede evitar llorar al oír como el otro alza la voz, trata de acallar sus sollozos pero le es imposible— L-lo siento..

– No, no llores, estás siendo infantil —se escuchaba bastante enojado— Colgaré para que pienses y te calmes, hablamos después.

Y así fue, el pelinegro colgó, sin darse cuenta como destrozaba el corazón del pequeño rubio.

secret - kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora