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Jungkook estaba en blanco. No ha podido pegar el ojo en toda la noche, así que se levanta lentamente, para no despertar a su prometida, y luego se dirige hasta su chaqueta, donde está guardado su celular.

Al encenderlo, ve las infinitas llamadas y mensajes del rubio, y se siente una total mierda. De nuevo le había fallado a su pequeño.

Sale del cuarto y camina hasta el balcón del lujoso apartamento, al cerrar la gran puerta de cristal, le marca a su novio.

Suena unas tres veces antes de que el otro conteste con vocecita adormilada — ¿Hola?

–Hola, mi amor..

–U-uh jung- Jungkook, ¿estás bien? —quiere sonar despreocupado, pero le es imposible y el corazón de el mayor de derrite, no puede entender como el rubio podía ser tan puro— ¿pasó algo?

Se queda una rato en silencio, pensando seriamente en que decir. No quería mentirle al pequeño, pero tampoco quiere que realmente se enoje con él si le dice que lo plantó porque tuvo que llevar a su prometida que estaba indispuesta, sería un golpe bajo— Yo.. Tenía mucho trabajo, amor —se rasca la nuca y mira hacía las estrellas, sintiéndose horrible por no ser honesto— Realmente lo siento..

–Debí imaginarlo, no te preocupes, espero que hayas podido terminar todo tu trabajo —un nudo se forma en su garganta y no cree poder aguantar más las ganas de llorar— A-ahora si me disculpas, debo-

–Pollito, no! déjame recompensarte, por favor..

–Umm realmente estoy cansado ¿podemos hablar mañana? Tú también debes estar muy cansado —se limpia una lagrima y sin poder evitarlo, suelta un sollozo— H-hasta mañana.

Jimin se siente bastante agotado, pero aún así se acerca a una de las mesas de la cafetería, con su mejor sonrisa y una libreta en su mano.

–Muy buenos días ¿Qué desea ordenar?

Mientras escribe la orden no se percata de que un nuevo cliente entra a la cafetería, si no hasta que termina y se da la vuelta para buscar la orden. Ahí está, frente a la vitrina de postres, con un ramo de tulipanes coloridos en su mano y su mejor cara de perrito regañado, Jeon Jungkook. Luciendo precioso e imponente, como siempre.

El rubio quiere llorar, no puede evitar sentirse lastimado por lo del día anterior, así que solo lo ignora y lo rodea para dirigirse a la cocina. Pero el mayor lo detiene, tomándolo suavemente de la muñeca.

–Nene..

–D-debo trabajar —intenta soltarse de su agarre pero el otro lo acerca más, haciendo que sus cuerpos queden bastante juntos— No.. no es momento, por favor, déjame ir.

–Perdóname por favor, realmente no fue mi intención —Acerca su rostro y quiere darle un pequeño beso al menor pero este aleja rápidamente su cara— Hey.. hey nene, no..

–Yo- dame un segundo, por favor —el pequeño se aleja por completo y se dirige a la cocina, donde está su jefe.

15 minutos después estaban los dos sentados en una banca del parque más cercano. Jimin ya sin su delantal de trabajo y con el gran ramo en sus manos. Ninguno decía nada y lo único que se podía escuchar era el sonido de los pájaros y niños que jugaban alrededor.

Luego de un rato más, el mayor finalmente habla— Perdón, amor, no quise dejarte plan-

–No lo digas, por favor —es interrumpido por Jimin, se siente muy humillado y escucharlo de su boca, no ayuda en nada— De verdad entiendo que tienes tus responsabilidades, pero..

–Pero..?

–Pero por favor —finalmente lo mira a la cara y el otro puede ver que hay varias lágrimas recorriendo su bonito rostro— ya no me hagas más promesas —solloza bajito y con la manga de su suéter, limpia su cara— no hagas promesas que no podrás cumplir, es muy doloroso..

Se levanta y deja en el asiento las flores, toma sus pertenencias y mira por última vez al mayor, antes de alejarse a paso lento.

secret - kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora