Eras una chica de 14 años que tenía una vida no tan feliz. Decides hacer algo que tenías planeado desde hace un par de años con alguien, tu hermana gemela, y eso te llevo a la muerte, pero la vida decide darte una segunda oportunidad, recarnando en...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estabas en un lugar muy oscuro que parecía ser un sótano, parada en una banca y dudando tu primera decisión. Una cuerda que tenías en mano para ponertelo en el cuello dudosa y con unas lágrimas en los ojos. Escuchaste que la puerta se abría por un chirrido que salía de aquella puerta.
- ¿____-...? - Tu hermana estaba presenciando tu primer intento de suicidio con una cara de asusto.
- ¿Q-qué estás haciendo?... - unas lágrimas brotaron de tu querida hermana para luego correr hacia ti. - ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO!? -
La cara de tu hermana empezaba a desfigurarse poco a poco haciendo caer en vez de lágrimas, ese líquido rojizo por sus cuencas vacías.
. . . . . .
Despertaste de tu gran cama con sudor frío y temblando. Era uno de tus sueños sobre tu vida pasada.
- ¿Señorita? ¿Esta usted bien? - Dijo Mary que estaba ahí ya que te iba a levantar para el desayuno.
Seguías con tu respiración agitada pero de tan solo recordar de que ya no estabas en esa vida y ahora eras feliz en una familia adinerada, te hizo recuperarte y cambiar tu estado de animo.
- Sí, estoy bien, ¿Qué hay de desayunar? -
Después de todo, Mary te cambió a ti y a tu hermana para desayunar. Ya tenías 12 y medio y solo faltaban unas semanas para volver a Inglaterra. Y hablando del nuevo integrante de la familia, era un varón que apenas y llevaba un par de semanas nacido.
Y el día de su nacimiento fue un día muy inolvidable para todos aquellos que estaban en la mansión...
flashback:
El día del parto, todos estaban nerviosos y los sirvientes se movían como locos por toda la mansión.
Gilbert, Lizette y tú, estaban en la sala principal esperando mientras su padre estaba ayudando a los sirvientes. Aunque querían ayudar no podían por órdenes de su padre y de Beatriz.
- Ya preparate para decirme hermano, ____ - Dijo Gilbert con tono burlón.
- ¡Cállate Gilbert! - Dijiste enojada pues no era el momento.
- ¡Ya callense los dos! - Dijo Lizette para luego darles un golpe en la cabeza.
Una sirvienta llegó corriendo hacia ustedes con lágrimas en los ojos y una sonrisa. - Señoritos, por favor vayan a conocer a su hermano. -
Al llegar a aquel cuarto, podías ver a Beatriz descansando y una sirvienta con el bebé.
Los tres se acercaron curiosos para verlo y pues, se veía como cualquier bebé recién nacido.