capitulo 10

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Entre en las instalaciones y algunas personas me saludaron mientras que otras simplemente susurraban entre sí. Era un poco incómodo ser el centro de atención de esas personas que ni siquiera sabía quiénes eran. Llegue hasta una recepción donde estaba una guapa morena.

-Buenas tardes ¿Qué se le ofrecía?- pregunto la chica con una bonita sonrisa.
-buen día- di una vista rápida a todo el lugar algo nerviosa -vengo a hablar con el diseñador Arthur, es por algo del contrato- esperaba que ella supiera algo.
-oh claro ¿eres jessiça, cierto?- asentí -ven por aquí, me pidió que cuando vinieras te pasara rápidamente- me guio por varios pasillos hasta entrar a una enorme oficina con enormes ventanas que dejaban pasar la luz del sol -Arthur, tu chica ha llegado- informo la rubia.
-gracias Gabriela, jessica por favor toma asiento- dijo algo en otro idioma a través del teléfono celular y corto la llamada -¿así que ya decidiste?- pregunto sonriéndome.
-algo así...- respondí algo insegura -veras- me acerque un poco más a el -uhm, firmare el contrato pero tienes que modificarlo. Para empezar solo tengo cuando mucho un par de meses para que mee explotes a tu antojo, eso sí, nada provocativo por favor. Otra cosa es que nadie debe saber que solo tengo dos meses- el me miro con un signo de interrogación pintado en su frente -me mudare de ciudad, de país si es posible, necesito dinero extra por eso quiero trabajar para ti, siento mucho sonar interesada y desesperada, es solo que...- me hizo callar.
-si aceptas por eso a mí me importa una mierda, ya tengo proyectos con tu rostro, te pago un millón de dólares si quieres, te ayudo a moverte de planeta si eso me pides, pero de que serás parte de mis proyectos lo serás- dijo seriamente.
-gracias- fue lo único que pude decir -basándonos en esto ¿Cómo sería mi contrato?- la verdad no era una experta en esto.
-Para cuando quieras mudarte de cuidad o país tendrás doscientos mil dólares en tu cuenta, si eso te parece poco podemos aumentar la cifra- casi me atraganto con mi propia saliva.
-¡eso es demasiado dinero solo por unas cuantas fotografías!- dije rápidamente.
-es la paga justa- dijo el elevando los hombros -hare que Gabriela reescriba el contrato, una vez terminado y firmado te mudaras a tu nueva casa, será un apartamento pequeño cerca de los hoteles EXO- me informo rápidamente.
-por mi está bien, esto es mucho más de lo que puedo pedir, en serio muchas gracias- le agradecía mucho realmente.
-eso si en el contrato que firmaras estará establecido que no puedes trabajar para otra empresa de modelaje que no sea la mía- sonrió.
-por mi está perfecto.

Caminaba por la recepción aun pensando en que por fin podría ayudarle a mi madre, mientras caminaba sentía el movimiento de las pulseras en mis muñecas, ahora que lo recordaba hacia bastante tiempo que no me hacía daño a misma, sonreí automáticamente al notar esto.
Cuando salí del edificio vi el auto de Justin en el mismo lugar donde se había quedado antes, cuando este me vio me dedico una sonrisa sexy a la que sonreí fingidamente, entre en el auto y relaje un poco los músculos.

-¿Cómo te fue?- pregunto mientras arrancaba el auto.
-supongo que bien- dije sin más -¿podrías llevarme a casa?- pregunte sonriéndole.
-mejor salgamos- salió del estacionamiento.
-bien, como gustes- rodee los ojos sin que él me viera. No quería estar a un lado del...

*

-vamos el parque de diversiones será divertido- parecía un niño pequeño.
-está bien, vamos- corrí siendo arrastrada por Justin.
-¡vamos primero a la montaña rusa!- me decía con una gran sonrisa que abarcaba casi toda su cara.

Con el sol chocando con su perfecta piel, haciendo su cabello más brillante de lo normal, sus ojos más claros y sus labios más rojizos. Sonreí cuando él me veía a los ojos sonriendo y no pude evitar sentir un leve cosquilleo en mi estómago.

-¡pues mueve el trasero o te dejare solo!- le grite mientras corría hacia la montaña rusa.

La tarde había pasado así, entre juegos, risas, peleas, discusiones, abrazos y besos. Cuando el sol empezaba a meterse supimos que era hora de regresar a casa. Cuando llegamos a mi casa Justin apago el motor del auto y se giró un poco a verme, imite su acción mientras sonreía, se suponía que esto era una venganza sin embargo no podía dejar de sonreír después de haber pasado el día con él, siempre había querido hacer esto con él.

La hija de la sirvientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora