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Jimin miró de nuevo la hora en el reloj de la computadora y suspiró aliviado cuando notó que ya sólo faltaban diez minutos para la hora de comida.

No había almorzado nada ese día y estaba muriéndose de hambre, apenas le había dado tiempo de llegar temprano.

La noche anterior se había puesto a beber en su casa y terminó pasándose de copas, nadie tenía por qué saber eso.

Mientras esperaba a que Jungkook terminara esa sesión para cerrar el local por una hora y media que se daban para comer, revisó las entrevistas de trabajo que tenía pendientes en su propia agenda.

Llevaba trabajando con Jungkook casi dos meses y no había encontrado otro empleo porque de principio no se molestó en buscarlo, pero era tiempo de volver a hacer lo que le gustaba, además estaba el hecho de que tenía que poner distancia con el tatuado si quería empezar a olvidar sus sentimientos por él de una buena vez.

El timbre sonó indicando que alguien estaba entrando al local y Jimin rápidamente alzó la vista para recibir a quien fuera, pero se quedó sin palabras cuando se dio cuenta de quién se trataba.

Maddy.

Era la primera vez que la veía en persona, Jungkook llevaba dos meses saliendo con ella y todavía no se la había presentado oficialmente, ¿La razón? No la sabía, pero conociéndolo seguramente era porque no quería involucrarla en su vida personal sin estar seguro de que llegaran a ser algo muy serio en el futuro.

Así era Jungkook con su vida privada.

—¡Hola! Tú debes ser Jimin —el nombrado reaccionó apenas, avergonzado de no haber sido capaz de saludarla como debería.

Era muy bonita, alta y de cabello largo y sedoso, con unos ojos pequeños pero con pestañas tupidas y una sonrisa encantadora. Demasiado guapa como para pensar en que tenía una oportunidad contra ella.

—Hola, sí —respondió torpe al tiempo que se ponía de pie y extendía una mano hacia ella para saludarla.

—Soy Maddy, es un gusto conocerte por fin, Jungkook no nos ha presentado todavía y ya entiendo por qué —aceptó el saludo de Jimin gustosa y risueña —. Eres muy lindo, seguro no quería que me olvidara de él por ti.

Jimin rió con gracia y negó con incredulidad. Seguramente podría ser cualquier cosa menos esa.

—Ya veo por qué le gustas, eres muy graciosa —comentó Jimin sentándose de nuevo en su sitio —. También es un gusto conocerte, él está ocupado ahora, pero en siete minutos termina su sesión por si quieres esperarlo...

—No, de hecho, solo vine a traerles esto —alzó su otra mano y mostró una bolsa de cartón color blanco.

Tomándose el atrevimiento, le dio la vuelta al mostrador y Jimin la miró curioso de lo que iba a hacer.

—No sabe que estoy aquí, de hecho no estaba en mis planes venir, sé que últimamente está muy ocupado con su trabajo y todo lo demás así que no quisiera quitarle el tiempo —dejó la bolsa sobre el escritorio de Jimin, quien la veía con atención —. Pero estaba por aquí cerca y vi la hora entonces pensé en traerles algo de comer, sé que ya es casi el horario de comida.

—Oh, eso es muy amable de tu parte —reconoció y ella sonrió en respuesta —. Está bien si lo dejas ahí, yo se lo daré a Jungkook y le diré que estuviste aquí.

—Gracias, también hay un platillo para ti —ella sacó de la bolsa un empaque de comida y se lo ofreció a Jimin —. Creo que es ese, es comida coreana, Jungkook me contó que ese es tu platillo favorito.

𝐋𝐎𝐒𝐓 ⎯ 𝐊𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora