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Hace 6 años...

Era víspera de Navidad, un joven Phobos de 23 años estaba en el salón de casa con una copa de champán observando a los invitados de su padre y a su hermano jugar con su mejor amiga.

Suspiro y tomó un sorbo de la copa con el seño fruncido. La música era un clásico del jazz, y también había mucho ruido.

Se giró para ver la nieve caer aquella noche, pero entre la oscuridad logró ver una mancha negra en el blanco suelo, juraría que era un felino... Un momento, ¿un felino? ¿Con este frío? No se lo iba a permitir, incluso si no era un fan de los felinos.

Busco una manera de salir afuera, y cuando lo hizo se dio cuenta de que eso no era un gato. Tenía otro aspecto, uno humanoide pero no era completamente humano, habían pequeñas flamas a lo largo de su cuerpo que parecían apagarse con la nieve que caía encima suyo. Phobos podria haberlo dejado ahí tirado pero algo que decía que se lo lleve adentro, por lo que se acerco donde esta extendiendo su mano para tocarlo lo cual rápidamente fue respondido con la entidad observando lo directamente con unos ojos de color rojo.

Esta se iba a poner de pie pero no logró nada, solo volvió a caer en la fría nieve. Phobos sin saber que hacer busco a sus alrededores alguna forma de llevarlo al segundo piso de la casa, donde estaba su habitación. Incluso si había frío, se quitó el saco que usaba y cubrió a la entidad sin pensarlo ni dos veces, después de eso rápidamente busco una manera de subir.

Aquel ser tan extraño, estaba intrigado. A pesar de estar herido, y sin que si quiera lo conozca lo ayudo. Volvió a tratar de ponerse de pie sin algún resultado, de un momento a otro sintió como fue levanto de la fría nieve, incluso si fuera raro para su clase. Desmayarse no era algo dentro de su vocabulario, sabía lo que significaba pero nunca lo había llegado a experimentado.

Para cuando se desperto, se encontró en una habitación con paredes negras, cubierto por varias mantas junto con el saco de antes y aquel joven que lo encontró. Lo vio con la cabeza baja, sentado en una silla. Hasta que decidió hablar. - " ¿Por que? " -

Esto causó que se asuste y decida mirarlo. - " ¿¡Puedes hablar?! Digo.. Eh, ¿Puedes hablar? " -

- " No contestaste mi pregunta. ¿Por que me salvaste? " - Volvió a argumentar, esperando por su respuesta.

- " Porque era lo correcto. " -

- " Pero soy un desconocido, alguien que no conoces. " - Mencionó con mayor curiosidad. - " Podría matarte o incluso hacerte daño si quisiera. " -

- " Pero no lo hiciste, apenas te puedes mover. " - Contesto de vuelta Phobos, esta vez poniéndose de pie lentamente y detrás de la silla. - " A todo esto.... Tu eres un... ¿Empleador? " -

A aquella entidad solo le causó algo de risa. - " ¿Empleador? Si así es como nos llaman ahora... Entonces sí, lo soy. " - La entidad se giro un poco en su lugar de descanso, el cual era la cama del joven, quedando boca abajo mientras recostaba su cabeza contra una almohada. - " Soy Auditor, supongo que ya has escuchado de nosotros entonces. " -

- " P-phobos, mi nombre es Phobos. Un placer conocerlo. " - Al captar lo último de la oración pensó antes de contestar. - " La verdad que... Siempre fueron historias para niños, pero al parecer si son reales... " -

- " ¿Y que decían de nosotros? Vamos, quiero saber. "

- " Que nos iban a llevar o castigar si hacíamos algo malo, al igual que no comeriamos dulces y- " - Fue interrumpido por una risa, era aquel ser riéndose de él. Se estaba riendo de él.

• Arena gris bajo cielos rojos •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora