Parte 6

61 3 0
                                    

          Sacaste tu celular del bolsillo y de inmediato comenzaste a fingir que tenías una conversación con alguien al otro lado de la línea. El muchacho permaneció mirándote por bastante rato, desconfiado. Continuaste tu charla imaginaria, desviando la vista mientras se agotaban tus ideas. Justo antes de que los nervios te delataran o que el chico se diese media vuelta de nuevo, el celular comenzó a sonar, ensordeciéndote al tiempo que soltabas un pequeño grito de espanto.

          El extraño abrió los ojos, desconcertado, frunció levemente el ceño y comenzó a alejarse con prisa. Guardaste tu teléfono de manera apresurada y fuiste tras él. Cada vez caminaba más rápido, hasta llegar al punto en que comenzó a correr. Hiciste lo mismo.

          Tal vez, si le comenzabas a hacer preguntas se detendría o como mínimo respondería algo. Pero quitándote la posibilidad de actuar, el extraño joven se dispuso a gritar:

          —¡Deja de seguirme! ¡Ayuda, no deja de acosarme!

          ¿Acosarlo? Estaba haciendo un escándalo, todos los miraban desconcertados, sin entender lo que pasaba, aunque era obvio que la mayoría te miraban mal a ti. Trataste de desmentir lo que decía sin dejar de seguirlo. Sin embargo, al llegar a una zona llena de personas, lo perdiste de vista.

          Justo cuando creías que ya no lo verías más, ahí estaba, en medio de una gran multitud, a punto de subir al transporte público. Se giró para mirarte con unos ojos que parecían brillar y mostró una enorme sonrisa malvada, llena de dientes puntiagudos.

          Cuando regresaste a casa, le contaste todo a tu familia y amigos, pero nadie se lo tomó en serio, pensaban que mentías o que tratabas de hacerles una broma tonta. Jamás sabrás quién era ni mucho menos qué era lo que viste.


Final 3

Nadie te creerá

¿Qué pasó ese día?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora