Parte 2

108 7 4
                                    

          Aceleraste para alcanzar al chico o cosa que acababas de ver, pero en tu prisa no te diste cuenta de que la luz del semáforo estaba a punto de cambiar. De inmediato un montón de autos se abalanzaron sobre ti, quedando a unos peligrosos centímetros de distancia. Las bocinas comenzaron a sonar, acompañadas de gritos e insultos hacia tu persona. Sentiste como el corazón te golpeaba fuertemente el pecho mientras te disculpabas con los conductores furiosos. Continuaste corriendo tras el muchacho.

          Al doblar la esquina, chocaste con una mujer y ambos cayeron al suelo. Su chihuahua estaba tan alterado que sus ladridos se escucharon por varias cuadras. Te pusiste de pie, evitando las mordidas del pequeño, pero bravo animal, y luego ayudaste a la señora.

          —¿Qué te pasa? Mira por dónde vas —gruñó la mujer, casi tan molesta como su mascota.

          Te disculpas y buscas con la mirada a quien estabas persiguiendo.

          —Tenga cuidado, me asustó mucho —dijo la señora, un poco más calmada—. Vámonos Cacao, sigamos con nuestro paseo.

          El muchacho misterioso no estaba lejos, de hecho, se había dado cuenta del accidente. Te miró como si fueras tú el bicho raro e hizo un gesto de desagrado para luego seguir caminando. La cola que creíste haber visto ya no estaba ahí.


¿Qué harás?


Camino 1:

Dejas de seguirlo, te equivocaste, no hace falta ponerte más en ridículo.

Ve a la parte 4

Camino 2:

Sabes lo que viste. Lo seguirás hasta averiguar quién o qué es él.

Ve a la parte 5

¿Qué pasó ese día?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora