Parte 11

67 6 4
                                    

          Diste media vuelta y comenzaste a correr lo más rápido que podías mientras escuchabas una voz gruesa que venía del otro lado del portal:

          —¡¿Qué significa esto?!

          Luego de que el portal se cerrara, otro se abrió inmediatamente, del cual emergió un demonio más alto, con cuernos color rojo con líneas negras y ropa del mismo color. Lanzó al joven monstruo fuera de nuevo.

          —¡Atrápalo de inmediato! Si escapa tú serás el muerto —grito el más alto.

          El joven demonio se abalanzo sobre ti, al tiempo que otro portal se abría en el suelo, provocando que ambos lo atravesaran en cuestión de segundos. Estando del otro lado, era como si cayeran desde arriba, desde una altura pequeña, hasta el suelo otra vez. El chico se apresuró a evitar que escaparas, era mucho más fuerte de lo que aparentaba. El demonio con traje elegante apareció en un cuarto portal que se había generado. Caminó con frialdad y elegancia hacia ustedes.

          —¿Cómo te atreves a fallar en una misión tan fácil como esta? —le preguntó al más joven.

          —S-Señor Néfineth, este humano no es normal, no dejaba de seguirme y se entrometió demasiado —explicó el muchacho demonio, con voz temblorosa.

          —Se supone que TÚ eres un recolector como mínimo apto para este tipo de misiones de nivel bajo. Lo único que tenías que hacer era estar en el lugar y momento adecuados y tomar el alma pecadora de ese anciano.

          ¿Un pecador? Al principio dudaste haber escuchado bien, pero lo habías hecho.

          —Debería matarte por hacerme perder mi valioso tiempo —amenazó el más alto—. Los calabozos tendrán a otro demonio para albergar un mes entero, ¡sin alimento ni luz del día!

          —No, señor, por favor deme otra oportunidad, juro que no fue mi culpa, este humano...

          —No me interesa lo que ese humano repugnante haya hecho, es tu responsabilidad, por lo tanto, serás tú el que pague las consecuencias. No solo te vio un humano, sino que terminó por descubrir demasiado y ni si quiera tienes el alma del anciano condenado —acusó el del traje.

          —Lo sé, pero...

          —Si te atreves si quiera a pensar en cuestionarme una vez más, acabaré contigo aquí mismo —amenazó con rabia.

          Sentiste como el muchacho comenzó a temblar.

          —En cuanto al humano —habló el más alto—, dudo que sea momento de su muerte aún, sin embargo, no veo que ningún ángel aparezca. Lo mejor será deshacernos de este problema.

          El demonio de traje rojo hizo aparecer una daga en su mano y comenzó a acercarse. Tenía una mirada tan cortante que parecía sentirse en la piel. Justo cuando se encontró frente a ustedes, el joven habló:

          —Eso es contra las reglas, ¿no es cierto?...

          —¡¿Cómo te atreves?! A un lado, ¡inútil! —gritó el de cuernos rojos mientras empujaba con fuerza al chico para hacerlo a un lado, por poco cayó al suelo.

          Pero cuando Néfineth estaba por usar su arma contra ti, el muchacho se apresuró a aparecer un cuchillo de obsidiana, jalarte hacía atrás e interceptar el ataque con su propia arma. Retrocedió sin soltarte, apuntando al otro demonio con el cuchillo.

          —¿Qué se supone que estás haciendo? ¡Pagarás por esta insolencia!

          Antes de que otro ataque se efectuara, un nuevo portal se abrió y una voz clara pero firme habló:

¿Qué pasó ese día?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora