Parte 9

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          Decidiste seguir observando la situación con cuidado. No querías arriesgarte más de lo que probablemente ya lo estabas haciendo, aunque, en ese punto, esperabas que todo hubiera sido un malentendido acompañado de un efecto visual que te jugó una mala pasada.

          Viste como el hombre entró a una tienda en una calle cercana. De inmediato, el muchacho, sin prestarte atención, entró al mismo establecimiento.

          Esperaste con paciencia, sin distraerte en lo más mínimo por si algo ocurría de repente. Minutos después, el joven salió de la tienda caminando con las manos en los bolsillos, mucho más relajado.

          En el instante en que te disponías a seguirlo otra vez, escuchaste un grito dentro de la tienda.

          —¡AYUDA! —gritaba una mujer mientras salía del lugar—. Alguien atacó a un hombre, está herido, creo que está muerto, ¡ayuda!

          La sorpresa hizo que te detuvieses en seco. La gente se reunió en un segundo, formando un semicírculo fuera de la entrada del establecimiento. Te quedaste ahí, en estado de shock, cuando un hombre se acercó a preguntarte si habías visto algo. Al principio, quizás por los nervios, dijiste que no, pero luego te retractaste. Le hablaste sobre el chico que había salido de la tienda minutos antes de que encontraran al anciano.

          Mientras algunas personas llamaban a la policía y a una ambulancia, otros se apresuraron a buscar al que parecía ser el principal sospechoso en ese momento.

          —Creo que ya sé quién es —confesó una mujer de mediana edad entre la multitud—. Si es quien pienso, es un señor que no tenía amigos y al que tampoco lo visitaba su familia.

          —Yo había escuchado de algunas personas, vecinos que tenía, que no era muy amable con nadie. Incluso me dijeron una vez que había quien le tenía un poco de miedo, no solo niños, algunos adultos también, pocos, pero los había. Eso escuché, a mí no me consta nada, y por supuesto que tampoco estoy justificando que lo hayan atacado o algo parecido —explicó un caballero de piel morena—. Solo digo que quizás tenía algún enemigo o algo así. Pobre hombre, si está tan mal herido como dicen... Esperemos que la ambulancia llegue a tiempo.

          —¿De verdad no conocen a nadie que vea por él? —cuestionó una chica.

          —Yo estuve preguntando, pero nadie sabe nada. Ni si quiera las personas que lo reconocemos, a lo mucho dónde está su casa, pero vive solo.

          —Que horrible.

          —¡La ambulancia está en camino! —gritó alguien entre la gente.

          Lo último que supiste fue que no pudieron encontrar al chico extraño. Dijeron que había sido como si hubiera desaparecido. Tampoco nadie más le había prestado atención ni sabían nada sobre él.


Final 4

El anciano solitario

¿Qué pasó ese día?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora