Historias De Amphibia

La oscuridad dentro de mi mente

"Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo, en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita! "

Fragmento del poema "Tengo Miedo" de Pablo Neruda - 1904 - 1973

La estadía del sol mermaba lentamente por los prados del horizonte, el dorado de sus luces ahora endebles se desangraban por la totalidad de las alturas, tiñendo los lienzos azules del cielo con colores cobrizos del rojo y el anaranjado, marcando la estela del inicio de un atardecer muy hermoso.

En la lejanía, dentro de un parque descuidado, carente de ruidos y multitud, la engrandecencia de la imagen del ocaso bañaba la mirada perdida de una mujer de cabellos negros, ella yacía sentada sobre un banco viejo, cuaderno y lápiz en mano, tarareando una melodía distraída, su mente a la deriva en los bordes de sus propios pensamientos.

—Si... esa podría ser una buena idea —murmura para sí misma, saliendo del estupor de su mente a su vez que reanudaba la danza de sus trazos sobre el papel. Sus ojos parpadean algunas veces al desenfoque familiar del cansancio, su mano libre frota las bolsas grises que marcan sus parpados, bosteza bajamente, mas nunca pierde la concentración adquirida, había estado luchando durante tantos días contra el bloqueo involuntario de sus ideas, no dejaría que su falta de sueño la desconcentrara.

—Hey Mar-Mar ¿Que estas asiendo? —mas la desconcentración llego en forma de un susurro cuidadoso a su oído derecho y el peso de una mirada persistente sobre su cabeza, la nueva presencia la sobresalta, mas el reconocimiento por parte de su cerebro llega tan rápido que su ritmo solo se detuvo un instante antes de volver a continuar con su trabajo, la mujer conocía esa voz, y no pudo evitar sonreír.

—Saliendo de un bache muy grande Sasha —responde sin regresar su mirada, su concentración retornada, mas está dividida en dos frentes ahora—¿Quién diría que salir a caminar un poco seria tan inspirador? ¡De haberlo sabido habría hecho esto hace años!

—Eso es porque pasas mucho tiempo encerrada en tu cueva Marcy —las palabras de Sasha se ven mezcladas con una ligera risita que también contagian a la anterior nombrada—Y tus horas irregulares de sueño tampoco ayudan mucho.

—Lo sé lo sé —Marcy dice de inmediato—Es solo que se acerca mi fecha límite de publicación, no puedo simplemente descansar ahora cuando me queda tan poco tiempo...

—Entonces tal vez deberías dejar de poner fechas limites tan cortas, dormir es importante para tu salud. ¿No hemos tenido ya esta misma conversación?

—Lo sé —repite en un pequeño murmullo, los trazos sobre su dibujo se vuelven mucho más intensos.

—Aja... —un chasquido incrédulo surge de los labios de Sasha—Por tu reacción puedo ver que una vez más no me estas contando lo que realmente te pasa —Marcy se muerde el labio ante tan acertada deducción, Sasha siempre ha sabido leerla bien, no importa cuánto lo intentase nunca podía esconderse de su mirada—Tu insomnio no se debe solo a problemas con el trabajo me equivoco? —cuestiona, mas no obtiene una respuesta inmediata—Marcy...

—He... —duda—He estado teniendo algunas pesadillas últimamente... —admite luego de unos segundos llenos de silencio.

—¿Pesadillas? —Marcy asiente.

—Sobre Amphibia... Andrias... el núcleo... ustedes... —agrega, su voz invadida por los débiles sismos del dolor de la catarsis de su subconsciente.