Cap. 3

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Las clases y las horas pasaban volando haciendo que la mente del dragón occidental se mantuviera ocupada y en orden. Algebra, Ciencia, Historia... ¡No sería el más aplicado en la escuela, pero bien que se esforzaba!

La última clase del día estaba por iniciar haciendo que el joven asiático caminará en dirección al aula donde se vería con sus amigos.

En su caminata, Jake sintió un aroma que le envolvía e inundaba sus fosas nasales ocasionando de nuevo que esa saliva dorada escurriera por su boca.

Esa fragancia era enigmática, única, con un dulce sabor que no podía empalagarlo, aunque lo tuviese todo el tiempo, similar a las rosas y al licor con pequeñas pizcas de fresa fresca. Aquella maravilla lo invitaba a levantar la mirada y clavar sus ojos a la razón del aroma.

Sus ojos no saben crédito alguno a lo que veían frente a el, una larga melena rubia danzaba a la par de la caminata de aquel individuo frente suyo dándole la espalda. Se movía con gracia y delicadeza con un son tan hipnotizante en las caderas.

-¿R-Rose...?-

Pregunto con un nudo en su garganta.

Una amplia sonrisa lo recibió al pronunciar aquel nombre. Era más que obvio, se trataba de Rose.

-¡Jake! ¡Estás aquí!-

-Pero, ¿Cómo? Tu... Hong Kong... Allá-

Jake intentaba formular bien sus oraciones tartamudeando con torpeza.

Ella soltó una risita encantadora al notar las pobres palabras del joven. Ambos abrieron sus brazos y se aproximaron hacia el otro para culminar en un abrazo fuerte y caluroso mostrándose a kilómetros como el corazón de ambos se encontraban en el mismo lugar. Sin duda estos dos tórtolos se habían extrañado.

-Transfirieron a mí padre de vuelta a Nueva York-

Jake sentía que estaba en un sueño imposible, la chica con la que siempre soñaba y vivía en su mente estaba de vuelta. Ese olor aún no se disipaba de ella creciendo más su pasión interna.

-Ah... Cómo me alegra que estés de vuelta...-
Murmuró el joven tomando una bocanada de aire saboreando aquella fragancia.

Estaba completamente dopado y perdido por todo lo que sentía. El tacto, la voz, las caricias de Rose junto con su aroma natural tanto así que no quería soltarla.

Rose quería dejar de abrazarlo al ya haber pasado un par de segundos, pero el dragón no quería soltarla. Con un poco más de fuerza movió su cuerpo hacia atrás logrando escapar de sus garras.

El peliverde no tardo en inspeccionar de pies a cabeza a la joven rubia con algo más que cariño. Vaya que la pubertad había hecho lo suyo con ella, si antes era hermosa ahora era una completa diosa con una esbelta figura con muy buenos atributos.

Esos pensamientos no paraban en su mente. No fue hasta después al analizar cada uno de estos que sintió remordimiento. ¿Desde cuándo solo se fijaba en eso con las chicas? ¿Y sobre todo con ella?

Volvió a culpar a sus hormonas adolescentes de aquello, así como el sueño que había tenido la noche anterior.

Sacudiendo su cabeza despertando de ese estado, sonrió nervioso pasando unas manos tras su nuca rascando su cabello.

-Entonces ya que estás aquí... ¿Podremos salir?

-Claro que si Jake, solo que después de clases tengo una comida con mis padres. ¿Te gustaría vernos en el techo del Empire State a la media noche? Tenemos bastante de que hablar-

Cázame, De Nuevo | Jake x Rose (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora