Cázame, De Nuevo | Jake x Rose (+18)

Cap 8.

El calor de sus cuerpos se extendía por todo el lugar, dejando el vaho asomarse entre sus rostros fervientes perdidos en la lujuria junto con el sudor de sus frentes rodando hasta caer en el frío suelo.

Jake sentía estás sensaciones al triple con su cabeza perdida en las nubes gruñendo y salivando a más no poder, su cuerpo de dragón parecía manejarse por si mismo, sus garras inspeccionaron el cuerpo ajeno rasgando con el filo de sus mismas garras la ropa; Rose dejaba salir suspiros desesperados al sentir el tacto mágico de su compañero.

El dragón occidental no podía más, ese fruto prohibido estaba entre sus garras y no planeaba dejarlo ir, además parecía ser que la cazadora compartía el mismo sentimiento.

— Oh, Jake... — la queda y suplicante voz de Rose anhelaba a su amado.

— Rrrrose. — la áspera voz del dragón resonó con lujuria

Con un lengüetazo se deshizo del líquido dorado que recorría su labio consumiéndolo con devoción, Rose lo imito sacando su lengua lamiendo alrededor de su labio dedicando una mirada coqueta lista para lo que se avecinaba.

Manteniendo esa actitud coqueta y atrevida, camino un par de pasos hacia adelante teniendo el espacio suficiente para deshacerse de sus prendas ya rasgadas dejando maravillado al de cabellos oscuros con verde sintiendo sus mejillas un calor inmenso.

— Ven a mí, dragón. —

Llevado por su instinto volvió a abalanzarse sobre ella mostrando de nuevo su dominancia, está vez dejándola caer en el suelo poniendo sus garras por ambos lados sin oportunidad de dejarle escapar. ¿Acaso parecía este un sueño? ¿Lo que habría soñado hace poco se haría realidad?

Su lengua volvió a pasarse sobre su piel de porcelana trazando largas líneas de saliva sobre ella, saboreando su exquisito sabor empezando desde el cuello hasta el pecho desnudo de la cazadora.

Rose murmuraba gustosa de las sensaciones que estaba experimentando mordiendo levemente su labio inferior extasiada; Jake en su impotencia no reparo en sus movimientos, dando mordidas en la piel ajena recibiendo quejidos como respuesta. Sus afilados dientes de dragón se clavaban con fuerza moderada incapaz de dañar a un grado catastrófico.

Su propia lengua trazo el camino hasta la parte de abajo manteniendo sus ojos maravillados por lo que se hacía frente a él; con cuidado, dio varias caricias con su lengua en los muslos para regalar una que otra mordida juguetona dando por fin la primera lamida en aquel fruto prohibido teniendo como respuesta un gemido inesperado por parte de su compañera. Su áspera y larga lengua inspeccionaba las maravillas de aquel sexo cuyo sabor y olor era un afrodisiaco que le invitaba a continuar más y más profundo haciendo caso a estos no reparo en cuanto metió de lleno su lengua por fin creando esa conexión entre sus cuerpos.

El interior de Rose era cálido y muy húmedo con forme las sensaciones proyectadas en su cuerpo iban en incremento, ella jadeaba en la plenitud de su éxtasis. Jake tenía la mirada clavada en su contraria con tal intensidad, sin ninguna otra intención más que seguir con el placer que le provocaba. Incrementando más la intensidad, su propia boca se embarcó a probar con más fervor ese fruto prohibido.

—Mgh... mhrr. —

El sabor era algo que jamás hubiera imaginado ni en un millón de años, ni la mejor de las pociones mágicas podría igual la exquisitez de su amante; parecía tal cual un depredador comiendo de su presa sin intención de dejar rastro de este. Cada movimiento de su boca volvía loca a Rose que no mucho después terminó en la boca del dragón saboreando más y más cada parte de ella.

— Ja-Jake... ¡Ahh! Ahh... —

Los gemidos suplicantes de la rubia eran como el cantar de las sirenas más bellas para Jake, la mejor de las melodías que podrían controlar a este gran dragón carmesí, inclusive su propio cuerpo reaccionaba ante la mención de su nombre sin percatarse que su propio miembro oculto que antes estaba oculto dentro de sus escamas hacía su presencia buscando placer por sí mismo.