CapÍtulo XV: Sueños húmedos

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◦❥Lilibeth❥◦

Me remuevo incómoda, intentando conciliar el sueño, pero el calor sofocante hace que sea imposible. Me acosté sin siquiera cambiarme; aún llevo puesto el abrigo, como si al dejarlo encima mío pudiera protegerme de algo más que el frío.

Suspirando, me levanto y decido quitarme todo hasta quedar en ropa interior. No me incomoda que Lena esté en la habitación; ella ya me ha visto desnuda mil veces cuando nos ponemos el uniforme del bar.

Me acomodo dentro de las cobijas, doy varias vueltas intentando conciliar el sueño, pero el alcohol aún danza en mi sistema, dejándome un poco desorientada. No recuerdo cuántos vasos tomé, pero tampoco fueron tantos como para sentirme tan fuera de lugar. 

Busco a tientas mi celular en la mesa de noche y veo la hora: las tres de la mañana. Aún quedan un par de horas antes de que el sol aparezca en el horizonte. Me giro hacia ella, buscando consuelo, y la rodeo con mis brazos por la cintura. 

Su calor me reconforta de una manera que no puedo explicar, aunque no puedo evitar sonreír al oír sus ronquidos bajos, como si fuera un hombre. Cierro los ojos, decidida a dormir, pero un leve dolor de cabeza me impide rendirme al sueño. 

Me incorporo dejando que mis pensamientos se escapen hacia el recuerdo de ese beso con Nick. Fue breve, y, sin embargo, se sintió bien... pero algo en mí sabe que no fue tan especial como siempre imaginé.

Cubro mi rostro con las manos, intentando contener las lágrimas. Sé que Nick lo hizo por la presión de los demás; de otra forma, probablemente me habría rechazado. 

Parpadeo varias veces, permitiendo que mis ojos se adapten a la penumbra de la habitación para que todo cobre algo de claridad.

—¿Lena? —susurro en voz baja, con la esperanza de despertarla—. ¿Tú crees que soy bonita?

Siento un leve mareo, y por un momento, me arrepiento de haber bebido tanto. Quizás debería haberme alejado a tiempo, antes de probar sus labios, pero los "tal vez" ya no importan.

—Te voy a contar un secreto —murmuro a la nada, sabiendo que Lena sigue profundamente dormida—, me gusta un chico. Cada vez que lo veo, mi corazón hace ese extraño movimiento, ¿sabes? Como si se retorciera por dentro.

Dejo que el silencio llene el espacio, aunque sé que no habrá respuesta.

—Es una sensación extraña... como si estuviera enamorándome de alguien que no debería. Y luego está Nick, mi mejor amigo de toda la vida. Para él, solo soy una hermana pequeña. Y cuando me besó... no sentí esas mariposas en el estómago ni el latido acelerado que siempre imaginé.

Angustiada, apoyo la cabeza en la almohada, pero al hacerlo, noto que descansa sobre algo más firme que la suavidad habitual. Confundida, giro el rostro, esperando encontrar a Lena. Pero, a escasos centímetros de mí, el rostro sereno de Ashton me sorprende.

Debo de estar soñando. ¿O será el alcohol el que me hace verlo aquí, en mi cama, sin camisa y solo en bóxer?

Mis ojos se deslizan por su semblante pacífico. Con los dedos temblorosos, aparto un mechón de cabello de su frente, delineando con cuidado sus párpados cerrados, su nariz perfectamente perfilada, y finalmente, sus labios. Sonrío al sentir un cosquilleo recorrerme; esa chispa que no sentí antes ahora enciende cada rincón de mi ser.

Me pregunto cómo se sentirá besar esos labios. Verlo dormir, tan sereno, me envuelve en una paz que hacía tiempo no sentía. 

Sé que en la vida debemos tomar decisiones, y aunque las consecuencias de esas decisiones siempre están presentes, ahora mismo no me importa lo que pueda suceder.

Sombras y DestellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora