Capítulo 1.

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—Mami, no quiero ir al poctor. –dijo el pequeño oji-verde.

—Doctor, hijo. –Anne, su madre le corrigió con paciencia.

—Eso. –frunció el ceño y se cruzó de brazos. —los otros me ponen agujas aquí. –señaló su trasero. —mis pompis son demasiado lindas como para que las siga lastimando el doctor. –hizo un puchero.

Anne rió por las ocurrencias de su hijo y se limitó a ponerse a la altura del pequeño infante.

—Hijo, el doctor que conoceremos ahora es especial para niños.

— ¿Y por qué iremos? –cuestionó con curiosidad.

Si era correcto lo que su mamá decía, estaba bastante interesado en saber por qué.

—Para que sepamos lo que tienes y por qué no puedes respirar bien durante las noches.

— ¿Y también por qué hago mucho achú? –cuestionó abriendo los ojos con exasperación, realmente impresionado.

—Sí mi amor y él será muy buen doctor, ya vas a ver. –sonrió enternecida con la expresión de su pequeño hijo.




















— ¿Está todo bien, Harry? – cuestionó Anne.

Él estaba mirando un punto fijo mientras movía sus piecitos en el aire, ya que el sillón donde estaban sentados, era muy alto para él.

Se encontraba bastante ansioso esperando su turno en el consultorio del doctor linconlison... o algo así.

—Sí mami, solo tengo miedo. –dijo mientras alzaba el rostro y miraba a su madre.

—Todo estará bien hijo, yo voy a estar ahí contigo.

— ¿No me dejarás solito con el doctor malo?

Anne rió y se inclinó levemente para besar su cabecita. —No es malo hijo, tampoco te voy a dejar solo con él.

Y justo como si fuera obra del destino, el paciente anterior salió del consultorio del pediatra, lucía feliz y tenía una paleta de dulce en la mano.

—Señora Anne Styles, ya puede pasar al consultorio del pediatra. –la asistente que les atendió minutos atrás, les dijo cordialmente.

Harry suspiró dramáticamente mientras se ponía de pie.

—Yo puedo hacerlo. –dijo mientras inflaba el pecho, abría los brazos a los lados elevados y fruncía el ceño de manera graciosa.

—Ese es mi bebé. –dijo Anne orgullosa mientras acariciaba sus rizos.

Anne tomó la mano de su pequeño hijo para caminar con pasos lentos y precisos al consultorio.

La mayor tocó la puerta de madera en color chocolate, a los segundos escuchó un leve "pase"

Cuando el oji-verde ingresó al consultorio, lo primero que miró es como el doctor se giraba con una aguja en sus manos y sonreía.

¡Eso lo quiere poner en mis hermosas pompis! –pensó.

Hizo una mueca de horror. —¡Una inyección! – gritó mientras se soltaba de la mano de su madre y se escondía detrás de ella.

Anne rió. —Harry, ven para aquí.

— ¡No, me quiere matar!

El doctor frunció levemente el ceño y miró aquella aguja que tenía.

Rió sutilmente. —No pequeño, estaba por tirar esta aguja.–dijo mientras lo hacía. —el niño anterior es el que no corrió con tanta suerte.

I'd marry you, HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora