Capítulo 5.

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Justo como todas las mañanas en el hospital, se dedicaba a adelantar cosas del mismo o sus cosas personales.

Ciertamente no había mucha gente en estos horarios y para ser sinceros, le gustaba más.

Bueno fuera tener momentos de paz, aunque, no todo era así.

Tenía una cita a las 9:00 a.m y esa niña era tan molestosa como el infierno.

Siempre gritaba, no tomaba sus medicamentos, era terriblemente grosera y lo peor de todo eso, es que sus padres se justificaban al no tener poder sobre ella con "es una niña, no sabe lo que hace"

¡Pues para eso están ustedes, joder! para poder guiarla por un buen camino y lo único que estaban logrando era todo lo contrario.

En ese momento, lo que suponía era Sally, tocó su puerta.

—Señor Tomlinson.–habló la mujer a través de la misma.

—Adelante.

El cuerpo de su secretaria se hizo presente, sonriente igual que siempre.—Señor...–la voz de Louis hizo que la mujer dejara de hablar.

—Sí, haga pasar al demonio.–dijo tecleando en su computador.

—¿La señorita Maggy? –ella rió.—no, venía a decirle que tiene una llamada.

Louis frunció el ceño y la miró.—¿De quién?

—No me dijeron, solo que era muy importantes hablar con usted.

Louis hizo una leve mueca mientras asentía.—Gracias por avisar Sally, enlace  la llamada a mi teléfono del consultorio, por favor.

—Enseguida, señor.

Louis esperó unos momentos y tomó el teléfono.

—Louis Tomlinson, buenos días.–saludó.

—Hola Lou.–mencionó una vocesita tierna.

Harry había llamado y eso puso demasiado feliz al mayor, alegrando su mañana en cuestión de segundos.

—¡Harry! qué sorpresa, ¿cómo estás?

—Bien.–dijo en una pequeña risita.—quería escuchar tu voz y contarte mis días, falta mucho para volver a verte.–hizo unos leves sonidos con sus labios.—20 días.

Louis rió.—Yo estoy para escucharte, ¿qué tal va tu mañana?

—¡Muy bien! mamá me hizo de desayunar.



















¿Cómo puede ser posible que un simple humano que está aprendiendo a vivir te alegre la existencia?

Louis no se había percatado de que ese pequeño intruso, había llegado a alivianar su vida.

Tal vez necesitaba un hijo.

Pero Clifford estaba con él.

Aunque, lo único que ponía levemente inquieto a Louis, es cómo tomará el pequeño oji-verde el que la siguiente cita, probablemente será la última.

En realidad, ya no necesitaba seguir yendo, llevaba uno aproximado de 3 meses y su asma había cesado, solamente era cuestión de cuidarlo, no había necesidad de chequeos mensuales.

—¡Y entonces Spiderman llegó y salvó a la chica! –contó el oji-verde bastante emocionado.

—¡Wow! fue una buena, ¿no? –sonrió con ternura.

Llevaban aproximadamente, una hora hablando por teléfono y ninguno sentía que era suficiente.

—¡Sí! también...

I'd marry you, HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora