Golden || Bajifuyu

:15: epílogo

Epílogo: fly me to the moon.

:pasado:

―No creemos que podamos hacer más, lo que suceda de aquí en adelante está en manos de Dios―decía el doctor mirando a los dos rubios frente a él. La chica lloraba desconsolada tapando sus ojos con sus manos y el otro chico mantenía la vista perdida en el suelo.

―Debemos prepararnos para lo peor, ¿cierto?―Pregunta Chifuyu.

―Así es―contesta el doctor con un suspiro―, seguirá estando bajo cuidado.

―¿Cuánto nos costará seguirla teniendo bajo cuidado?

―No se preocupen por eso, todos los gastos ya han sido pagados.

Chifuyu aprieta sus manos en puños sabiendo perfectamente quién pudo haber sido la persona que ha pagado todos los gastos del hospital. De cierta forma lo agradecía y de otra, se sentía un inútil.

El doctor los dejo solos después de haberles dicho eso. Su hermana seguía llorando pero Chifuyu parecía que se había quedado sin más lágrimas para derramar. Tantos escenarios pasaron por su mente en ese pequeño momento, podía llamarle a Baji y agradecerle o llamarle y decirle que no le siguiera ayudando más.

―¿Tú novio hizo esto?―Se gira hacia su hermana, la chica lo mira con la cara totalmente roja y en lágrimas―El pagó las cuentas, ¿cierto?

―Tal vez.

―Quisiera...quisiera darle las gracias, por todo lo que ha hecho por nosotras.

―Le diré.

―Lamento no haber ahorrado nada de ese dinero que nos daba, ahora no debería estar haciendo esto, debería de haber pagado yo todo lo del hospital pero no lo hice, soy una terrible persona Chifuyu; no soy una buena hermana tampoco y no sabes cómo me arrepiento de todo lo que te dije e hice en el pasado. Lo lamento...

Sollozó de nuevo comenzando a llorar, Matsuno siempre ha sabido como consolar a las personas en esos momentos pero ahora simplemente no lo sabía, no sabía qué hacer para detener el llanto de su hermana, podría abrazarla o algo así pero realmente no le nacía hacerlo.

―No llores por mi perdón, no hace falta―su hermana se quedó un poco sin habla, miró a su hermano menor con mucha admiración―. Te perdono.

Y aun así, su hermana lloró aún más.

Pasaron al menos tres días después de eso, a pesar de las atenciones de los doctores y todo lo posible que hacían con el medicamento que salía del bolsillo de Baji o de Koko –Chifuyu aún no se atrevía a llamarlos― no podían darles buenas noticias a los jóvenes en sala de espera.

Y fue entonces cuando en el día cuatro, todo se derrumbó.

Su madre había fallecido en una helada cama y conectada a demasiados cables que ya era imposible caminar por el cuarto pequeño. Chifuyu no lloró, cree que su hermana lloró por los dos en ese momento.

La verdad era que no sabía cómo reaccionar, se sentía algo triste pero nada más.

Y luego de eso, todo pasó realmente rápido. El funeral fue dos días después pero nadie asistió más que los dos hermanos. Su madre no era aquella que se llevaba bien con su familia, sino quería a su propio hijo tampoco lo hacía con los demás. Le llevaron un clavel, el cual era el favorito de su madre y lo dejaron encima de la tierra.

―¿Qué harás ahora Chifuyu? ¿Volverás con tu novio?

―Terminamos hace tiempo. Me quedaré aquí y seguiré con mis estudios.