No supe en qué momento Arianna depositó las ropas en el lavamanos junto con una toalla.
Al salir de la ducha, me visto con un pantalón negro que me queda grande de largo y un pullover, también negro, que me queda justamente como me gusta, por los muslos. Reconozco el olor de las prendas tan pronto como las tengo encima, es imposible olvidar ese aroma a madera y rosas junto al que dormí la noche anterior. Aspiro profundamente el elixir de la vida, y me precipito fuera del baño.
Encuentro a Arianna en la cocina, dándole los últimos toques a la ensalada.
— Cariño — me dice al verme— he hablado con tus padres, saben que te quedarás a comer, y han estado de acuerdo, le he explicado que es una recompensa por la actuación de Alan ayer en la mañana — abro la boca para protestar, pero me interrumpe— Ahh, y han estado de acuerdo en que te quedarás el conejo también.
Dios, a esta mujer no hay quien se le resista. Todo lo planea muy bien, y su comida huele a paraíso.
— Entoncess— digo algo dubitativa— ¿ Tiene usted hermanos?
— ¿ Lo dices por la foto?— me ruborizo al instante, pero ella me mira con comprensión — si cariño, tengo una hermana.
— Y tiene ella una hija, por supuesto— concluyo más para mi misma que para Arianna.
Ella parece congelarse durante un segundo, pero igualmente responde:
— No, tiene un hijo.
— Entonces la niña de la foto…
— No es asunto tuyo— me interrumpe Alan en la entrada de la cocina — ¿ Que haces aquí?
— Yo la he invitado— dice su madre dedicándole una mirada reprobatoria— compórtate que es mi invitada.
Arianna concluye y me dedica una mirada dulce.
Alan me observa con curiosidad y sonríe, no una sonrisa de simpatía, sino una siniestra, perversa, y, aunque no quiera admitirlo, muy sexy.
— Tal vez ella quiere que le muestre mi habitación — dice con voz de inocente hacia su madre — Ven conmigo, está por acá.
Me jala hacia el interior del pasillo que se intercomunica con la sala y el baño. Caminamos unos pasos en esa dirección, dándome la espalda en todo momento, pude apreciar que sus hombros no eran tan anchos como parecía, pero si amenazadores; estaba tan cerca que pude ver con claridad que su pelo era totalmente negro, pero que en las puntas se tornaba verde oscuro. De repente se gira y abre una puerta negra de madera y me hace una seña con la cabeza para que entre, y en ese momento me percato de que desde que perdimos de vista a su madre no ha pronunciado palabra.
Entramos y me doy cuenta de que es su cuarto, la cama ya no es un revoltijo de sábanas como en la noche anterior, y desde el exterior nos llega una leve claridad que es opacada por unas cortinas negras en el balcón que ni siquiera había notado que estaban allí, las paredes seguían estando desnudas de adornos; si embargo, en la mesita de noche descansaban una llave y una lámpara que yacía apagada.
Lo escucho cerrar la puerta y antes de poder pestañear tengo su mano alrededor de mi cuello y estoy pegada a la pared. Acerca su cara a la mía de forma amenazante y aprovecho para observar lo oscuras que son sus cejas y lo largas que son sus pestañas, las cuales ensombrecen sus hermosos ojos que no son tan crema como lo parecen de lejos, en realidad rozan con el verde cerca de la pupila, que está exageradamente dilatada, y se vuelven oscuros en los extremos superiores.
— ¿ Que piensas que haces entrando a mi casa , niña?— su agarre se aprieta un poco más y no puedo evitar sentirme excitada por tenerlo tan cerca, este chico me lleva al límite.
Su respiración se ha agitado tanto que puedo sentir su aliento chocar contra mi rostro, y no es nada desagradable, sus labios están entreabiertos y se ven tan apetecibles que muerdo mis labios para resistirme al impulso de morder los suyos. Su labio superior sobresale al inferior, se ven muy rojos y carnosos.
— ¿ Que demonios quieres de mí pequeña?— pregunta lamiéndose los labios y yo repito esta acción desviando la mirada hacia su otra mano que se encuentra junto a mi cabeza en la pared, sosteniéndole.
Su agarre se afloja y lo miro sorprendida, en sus ojos veo confusión y sin apenas saber que hago, le pregunto.
— ¿ Realmente quieres saberlo?— le sonrío con malicia y el simplemente asiente.
Esa fue la gota que colmó el vaso, me abalanzo sobre su boca tomando con la mía la mano que tiene sobre mi cuello, le toma unos segundos recuperarse, pero me devuelve el beso con una intensidad abrasadora, nuestros labios se mueven con deseo, no hay delicadeza, somos dos salvajes que apenas recuerdan sus nombres reclamando carne con carne, su mano vacila pero yo la tomo con fuerza y la aprieto alrededor de mi cuello, su otra mano se dirige hacia mi cabello y lo mismo hace la mía. El muerde mi labio inferior ye susurra:
— Tienes una boca muy insolente niñ…
No le permito terminar la frase porque uso la mano que tengo enredada en su cabello para jalarlo en mi dirección y retomar el beso más apasionado que he dado en mi puta vida.
Liberando mi pelo y cuello me toma por debajo de mis caderas para cargarme y ponerme sobre él, y yo aprovecho para envolver mis piernas en su cintura, el me presiona contra la pared y comienza a mover sus manos por mis pies. Sus manos pasan por mis nalgas, apretándolas ligeramente y una de ellas sube por todo mi cuerpo hasta llegar nuevamente a mi cuello, mientras que la otra se cuela por debajo de mi ropa para jugar con mi espalda, justo en el lugar donde debería quedar el broche del sujetador, si lo tuviese puesto, traza círculos en mi espalda y mientras se desliza suavemente hacia uno de mis pechos, comienzo a ponerme nerviosa, esto me recuerda a la última vez que estuve en una situación así, no fue nada agradable, mis manos comienzan a moverse nerviosas mientras que la suya se sigue acercando a mi seno derecho…
— Ya la comida está en la mess… — aparece Arianna en la puerta, su cara se pone roja al instante y señalando hacia la cocina menciona— Ejemm… voy a estar esperándolos en la mesa, no tarden mucho.
Y sin más, se va.~°•°~
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Perdida por mi vecino
Vampire¿ Qué pasa cuando todo cambia? ¿ Que pasa si sucede tan rápido que no logras ni pestañear? Leí una vez que cuando miras al monstruo a los ojos este te sonríe al devolverte la mirada. ¿ Qué pasa si más que mirarlo, lo besas, te entregas a él? Dice...