25| Momentos

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Capítulo 25.

|Fabianne De la Torre|

Portland-Oregón EE.UU/ Jueves, 31-03-2016.

Corro, corro como niña pequeña, corro, corro y corro, no puedo evitar mi inmensa sonrisa, lo veo a la distancia y no tardó en llegar hasta él, al verme suelta su maleta y me envuelve en un abrazo cálido que me hace sentir tan segura, esperé por esto tanto tiempo que ahora parece irreal.

—Te extrañé mucho —susurro.

Acaricia mi cabello con cariño.

—Y yo a ti, mi flor.

Sonrío y siento los ojos llenos de lágrimas, me suelta y lo miro.

—Vamos, tengo que presentarte a quienes me han estado ayudando, abuelo.

Asiente con una sonrisa, con una mano lleva su maleta y su otro brazo me lo pasa por los hombros.

—¿Y cómo haz estado? —su voz es cálida y amigable.

Tomo aire y sé que no puedo mentirle.

—Mal —soy honesta, tuerzo la boca —bastante mal, pero ahora estoy bien —alzo la mirada y su rostro tiene una expresión seria y preocupada —he arreglado muchas cosas de mi vida y ahora estoy bien, abuelo —sonrío y nota la honestidad de mi sonrisa.

—¿Tú madre?

Me quedo en silencio y suspira.

—No lo sabes.

Niego, sin saber cómo sentirme.

—No, no lo sé, la última vez que la vi estaba bien, ahora no lo sé.

No lo sé, porque no me he atrevido a preguntar que tanto daño le hicieron físicamente, solo pregunté si estaban vivos y la confirmación que me dio Aarón, me bastó. No necesito saber que les hicieron, se merecen cada cosa que les hayan hecho y aun sabiendo eso, no me apetece imaginármelos lastimados, no me gusta la imagen, ni imaginar qué tipo de lesiones les hicieron.

—Está bien, ahorita vamos a casa de Christine.

—Pero, quería que vayamos a casa de los Miller, quienes me han ayudado —me mira y asiente.

—E iremos, quiero conocerlos a todos, mi flor, pero quiero ver a mi hija —sonríe y asiento.

No sé por qué me había asustado la idea de que no le interesara conocer a quienes me ayudaron, a la familia que considero mi familia.

Seguimos caminando hasta que salimos del aeropuerto y lo llevo a donde Aarón estacionó su camioneta, lo veo apoyado en ella, cuando nos ve se pone derecho, pasa las manos por su pantalón y luego por su nuca, lo veo tomar aire, cuando llegamos hasta él estira la mano hacia mi abuelo.

—Un gusto señor, Aarón Miller.

—Dominic O'conner, muchacho.

Nos mira a ambos y arquea una ceja, me lleno de pánico y miro a Aarón que me mira sin saber que hacer, abro los ojos esperando que me entienda, pero arruga de manera casi imperceptible el ceño, no me entiende y voy a decir algo para romper este incomodo silencio cuando el abuelo se nos adelanta.

—¿Nos vamos?

—Claro —se apresura a decir Aarón.

Quita el seguro de la camioneta y va a la maletera a guardar la valija de mi abuelo.

Me subo en la parte delantera y el abuelo atrás.

El abuelo me pregunta cómo me va en el instituto, le contesto que bien y le cuento brevemente de mis clases de pintura, no voy hace demasiado, me centro en simplemente salvar los cursos, claro que no le digo eso, simplemente finjo que sigo yendo, que sigo pintando, a Aarón le pregunta si hace deporte y se sumergen en una larga conversación de futbol americano de la que desconecto totalmente. Mi mente se estanca en la pintura, en que no me había planteado realmente lo mucho que extraño sostener un pincel, buscar el lienzo perfecto, imaginar de que tamaño iría perfecto el dibujo que tengo en mente, pensar por horas los colores que irán perfectos, plantear todo en mi cabeza, hacerlo y luego de pasar horas pintando suspirar mientras limpio mis manos, sonreír mientras miro el cuadro y decidir donde lo voy a poner.

Mi miedo más Grande (#02 Saga Miller)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora