Príncipe de la Oscuridad [ vhope ]

21

Ya casi llegaban a su casa, Hoseok caminaba delante de él contándole la razón por la que aún no decidía que estudiar en la universidad. Seguía balbuceando el porqué le gustaba una carrera y otra, no sabía cuando tiempo llevaba así, probablemente unos minutos. Fue entonces cuando se detuvo bruscamente, cuando se dio cuenta que el castaño había estado demasiado callado por mucho tiempo. Se giró confundido, sintiendo un extraño frío.

Y luego, toda la emoción y felicidad que había sentido en todo ese tiempo a su lado se esfumó. Desapareció tal cual el más alto había desaparecido.

Miró alrededor pero no estaba, ni un solo rastro suyo. Ni de nadie siquiera. Tragó dándose cuenta de que solo lo había dejado, tan insignificante que ni siquiera se había despedido. Se sintió mal. Aunque pronto se sintió molesto también, ¿cómo se atrevía?

Se dio la vuelta y frunció el ceño de camino a su casa, derecho a su casa, pensando en lo maleducado y grosero que había sido. Dio zancadas hacia la cocina de muy mal humor. Cuando volviera a verlo, le diría de todo y luego le daría una patada.

No, primero le daría la patada.

—¡Lo odio!

Tiró la puerta de la heladera con fuerza así como lo hizo con la puerta de su casa. Estaba más que enojado como avergonzado al pesar que estuvo hablando solo. No podía creer que lo hubiera dejado así como si nada.

—Es un... —Hoseok se calló y detuvo bruscamente cuando estuvo por entrar al comedor—. Jungkook.

Su corazón pegó un salto del susto, no lo había visto ni sentido. Juraba que no había nadie cuando entró a su casa, pero ahí estaba Jungkook, sentado con su teléfono en la mano.

—Hola... Hoseok —le saludó dejando de mirar su teléfono y mirándolo a él. Se ruborizó porque no se veía sorprendido de verlo ahí, significaba que lo había escuchado hablando solo.

—No sabía que estabas aquí... —Miró a su alrededor, intentando o esperando que no se pudiera ver cómo se estaba ruborizando al pensar en que Jungkook lo había escuchado—. ¿Mis hermanos...?

—Oh... Dareum no estaba cuando llegué y Sang salió hace unos minutos.

—¿Te dejó solo... aquí?

—Parecía apurado pero dijo que no tardaba, y tenemos que hacer un trabajo —contestó con una sonrisa—. ¿Por qué no te sientas?

Era una invitación, Hoseok asintió pensando donde sentarse. Tenía tres opciones, en la cabecera donde estaría en su lado derecho con la esquina de la mesa en medio de ambos, en la silla de frente o en la silla de su lado izquierdo donde estaría más cerca y sería muy obvio que quería estar cerca suyo.

Se sentó en la cabecera de la mesa, casi menos de un brazo de lejos suyo. Dejó la botella de agua que había sacado de la heladera en la mesa y lo miró, chocando con su mirada, se sintió tan intensa su mirada que sus manos se apretaron en sus piernas sintiéndose tímido cada vez más. Se veía hermoso vestido todo de negro, su piel se veía mas clara, contrastaba de su vestimenta y lo hacía ver tan sexy que quería suspirar. Definitivamente no había dejado de gustarle. Le encantaba.