Recuerdos

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La noche había llegado rápidamente, y en la mansión Kaiba se suponía que deberían estar todos durmiendo, sin embargo no era así.

Unos ojos azul oscuro miraban el bosquecillo que rodeaba la mansión mientras la suave brisa nocturna acariciaba su cabello oscuro al viento. Mokuba suspiró al tiempo que posaba sus codos en la barandilla de piedra blanca del balcón mientras miraba ahora la luna llena que coronaba el cielo nocturno.

-¿Mokuba?¿No puedes dormir?-la voz de Atem llamó la atención del menor de los Kaiba, el cual se giró a mirar a la tricolor.

Atem llevaba un pijama celeste y llevaba el cabello algo despeinado.

-Hoy no-respondió calmadamente Mokuba-nervios del viaje supongo-dijo encogiéndose de hombros-¿Y tu? ¿Qué haces despierta Atem?

-Venía de beber algo de agua de la cocina. ¿Estás bien? Si quieres puedo hacerte un poco de compañía, tu hermano duerme.-dijo saliendo al balcón junto a Mokuba y posándose ella también en la barandilla de piedra.

Ambos dos permanecieron un rato en silencio mirando la luna disfrutando de la brisa fresca en medio de aquella calurosa noche.

-Tienes una expresión triste-dijo el menor de los Kaiba mirando a Atem, lo que la sacó de sus pensamientos.

-Estaba recordando algo.-Atem miró la luna en silencio un poco más antes de volver a hablar-hacía la misma luna en Egipto cuando volví a ver a tu hermano.

Mokuba la miró sorprendido y se dio cuenta de que no sabía todavía que es lo que había pasado en ese entonces.

-¿Qué fue lo que pasó? Seto no me quiso contar nada.-Atem medio sonrió.

-¿No te dijo nada?-preguntó continuó mirando la luna, a lo que el menor negó-Vino a buscarme a palacio. -Atem miró entonces a Mokuba


***************flash back ****************


-Mi faraón, están llegando los diferentes papiros con los miembros de las familias nobles para la fiesta.-Atem suspiró, sabía que Mahad solo hacía su cometido, pero lo último que tenía ganas era de escoger un pretendiente y mucho menos tenía ganas para la fiesta que se acercaba al final de la semana. Mana, Seth y Mahad habían estado montándolo todo para la gran fiesta donde todas las familias pudientes de Egipto mandarían a su candidato para tratar de ganar el corazón o el favor del faraón.

-Muy bien, puedes dejarlos en la mesa de mi habitación, les echaré un vistazo mas tarde-Mahad asintió. Este procedía a tomar su lugar a un lado de las escaleras del trono cuando se giró al escuchar alboroto fuera de las puertas de la sala del trono.


Había cierto bullicio y se escuchaban pasos de guardias acercarse a la sala. En unos instantes la guardia del faraón había entrado en la sala y tomado lugar a cada lado de la sala formando un pasillo de soldados armados que, una vez se hubieron puesto en formación, permanecieron en un silencio imperturbable.


Mahad miró entonces a Atem, esta miraba con actitud recia y sombría la puerta de la sala del trono. No pasó mucho rato cuando la silueta de alguien, a quien no había olvidado ni por un segundo, aparecía caminando por la puerta con su porte seguro y arrogante de siempre. Seto Kaiba había entrado en la sala del trono y miraba en silencio hacia Atem, la cual, al ver al castaño sonrió un poco mientras se levantaba del trono.

Kaiba caminó por la sala ignorando por completo los guardias que lo miraban preparados para cualquier cosa hasta que se encontraba cerca de las escaleras del trono.

Regreso a una Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora