Capítulo 2

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Hola a todos, muchas gracias por leer y dejar algún voto. Si tienen alguna sugerencia o algo que quieran leer y que yo pueda escribirlo, no duden en dejarlo en un comentario o por mensaje.
Siempre estoy atenta.
Si pudieran dejarme un comentario de que les parece la historia o que creen que pasará, también lo agradecería enormemente.
Besos y abrazos.

Daemon no sabía exactamente donde comenzar a buscar, se encontraba en la isla de Lys, uno de los lugares donde un secuestrador podría haber llevado a Rhaenyra porque sería fácil ocultarla allí por sus características físicas.

Ojos azules y cabellos rubios casi blancos no eran algo extraño en Lys dado a que la sangre de valyria aún corría por sus venas. 

Visitó cada bar de mala muerte y extorsionó a cada criminal que encontró, sin embargo, nadie había visto a una mujer con las características que él describía, y los que decían si haber visto a alguna mujer así, lo guiaron hacia pistas incorrectas porque la mujer de la que hablaban no era a quién él buscaba.

¿Cómo era posible que la heredera al trono desapareciera como si nada? ¿Cómo nadie había visto nada? ¿Cómo nadie tenía una pista?

¿A dónde la habían llevado? ¿Quién había ayudado en su secuestro?

Viserys no desconfiaba de nadie, pero él desconfiaba de absolutamente todos.

No se tomó el tiempo de buscar algún lugar para pasar la noche, estaba cansado y necesitaba descansar rápidamente para seguir su búsqueda, durmió a la sombra de su cansado dragón y antes de caer profundamente dormido, sus pensamientos lo llevaron a recordar algunas de las noches que compartió con su adorada princesa. 

La primera noche que recordó, fue hace ya muchos años, cuando ella solo tenía 10 años. 

Cuando Aemma aún vivía era común que ella cuidara siempre de Rhaenyra, pero la reina consorte, tenía otras obligaciones reales, no podía estar siempre pendiente de lo que ocurría con su hija. 

Si de algo estaba seguro era de que su prima hermana Aemma, no estaba muy feliz con su cercanía a la pequeña princesa, Rhaenyra y él se llevaban demasiado bien para el gusto de Aemma, pero aun así ella no impedía que la princesa pasara tiempo con su tío. 

La cercanía que ellos habían desarrollado se debía en parte a que ambos eran jinetes de dragón, y disfrutaban de sobrevolar la ciudad en Caraxes y Syrax. De hecho, a la única persona que Caraxes permitía cerca sin ningún problema, era a Rhaenyra.

Ese día en particular, él iba en busca de Caraxes para abandonar la ciudad, sin embargo, escuchó a la septa regañando a Rhaenyra por no comportarse como una princesa. La forma en que la descarada mujer trataba a la princesa, no le pareció bien en absoluto y no dudó en salir en defensa de su sobrina. 

- Algunas personas quedarían sin lengua por menos que esto- dijo él apareciendo en el pozo de dragones en donde la septa había encontrado a Rhaenyra.

- Tío- dijo la princesa corriendo hacia él y abrazándose a sus piernas, pues estaba asustada y la septa la había humillado con palabras crueles. 

- Príncipe Daemon- dijo la septa nerviosa, no se suponía que él la hubiera escuchado. 

- ¿Entonces? ¿Qué prefieres? ¿Te corto la lengua yo, o te entregó a la reina para que ella decida que hacer contigo? - preguntó cruelmente él tomando a Hermana oscura de su cintura.

- Tío- dijo Rhaenyra asustada mirando lo que sucedía.

- Príncipe Daemon, por favor perdóneme- dijo ella intentando explicarse, pero era claro que él no iba a ceder en este asunto. Las lágrimas de Rhaenyra aún caían de sus ojos y eso no podía permitirlo.

Alma perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora