Carta XIV

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Hola, 

 estoy mejor. Espero no haberte espantado o alterado. Me he dado cuenta de algo, perdí mi voz. No se cuando, ni como y lo mas curioso es que, ya me lo habían advertido. Me dijeron que de seguir este camino, esto pasaría. No dudo que pueda recuperarla o reencontrala, pero es curioso. 

Como algo que sabias tan tuyo, algo que creeías tan parte de ti, se desvanezca tan imperceptiblemente que no caigas en cuenta, que se esta evaporando. Que algo tan valioso para ti, lo creas tan bien guardado que un instante se esfuma y no puedes hacer nada para recuperarlo. 

Me di cuenta de esto concinetemente ahora, mientras leía un libro. Mientras te veía pasar. Es raro, estar sentado y sentir que las piernas no te responden, tener miedo de dar contra el suelo aunque esas piernas no te esten sosteniendo. Ahora vez porque creo que eres esa persona, esa persona a quien le llegarán todas estas cartas. Antes estaba muy segura, ahora me he dado cuenta que no podemos tener todo asegurado al máximo. 

Pero tu, tu, tu. Mis piernas tiemblan, mi corazón se acelera, siento cada gota de sangre corriendo por mis venas. Y tu, tu solo caminas, tu solo respiras, tu solo sonries. Y yo te observo, yo te pienso, yo te espero. Me temblaron las manos, se entumeció mi rostro. Claro que habrá una explicación cientifica, de las hormonas que desprendes, las sustancias que mi cerebro produce y los efectos que esto tiene en mí, pero es mil veces más romantico y poético de esta manera. 



Cartas de RominaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora