Todo y nada

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Deseábamos serlo todo, pero al final terminamos siendo nada. Quizás éramos el complemento perfecto que simplemente no estaba destinado a ser. Fuimos el claro ejemplo de personas que son todo y nada a la vez. Quizás éramos amores correctos en tiempos erróneos, o quizás éramos de esas almas gemelas que deben separarse para que otras estén juntas.

Tal vez el destino no quería vernos juntos, o quizás el tiempo y las circunstancias estuvieron en nuestra contra. O tal vez fuimos nosotros.

Es inútil tratar de buscar culpables en estos momentos, porque lo que alguna vez fuimos ya no existe, y lo nuestro terminó de una manera tan espontánea que ninguno supo cómo actuar al respecto. Cuando quisimos tratar de recuperar lo nuestro, no fuimos capaces de ver que ya no había nada, que lo único que quedaba eran cenizas de un amor que en algún momento nos hizo felices.

Y a pesar de que aún nos queríamos, preferimos rendirnos, dejar de luchar el uno por el otro, y dejamos que el otro busque su felicidad en otro lugar. Porque teníamos tanto miedo de salir lastimados o herir al otro, en el fondo sabíamos que siempre íbamos a tener una debilidad que nos incitaría a hacer lo imposible para que el otro estuviera bien y fuera feliz.

Nuestro amor fue tan explosivo y perfecto que parecía duradero, pero terminó siendo tan efímero que no supimos cómo actuar cuando se estaba desmoronando lo que habíamos construido.

Juntos éramos tan inefables que creíamos que estaríamos toda la vida juntos. Quizás por eso nos confiamos demasiado, o tal vez juramos que pasaríamos el resto de nuestras vidas juntos, pero no fue así.

Y ahora que lo nuestro ha terminado, solo nos queda asumir todo lo que nos pasó y tratar de ser felices por caminos distintos. Tal vez en otra vida coincidamos para ser felices juntos.

Historias de un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora