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2001
31 de Julio

Era de noche, estaba lloviendo y yo estaba acompañando a papá a comprar algo para arreglar el techo. Gracias a las lluvias que ha habido el techo de nuestra casa se ha estado remojando mucho.

Íbamos de regreso, cada uno tenía su paraguas, claro que el de mi papá era más serio que el mío, ya que el de él era un color azul oscuro, en cambio el mía era de dinosaurios. Pasamos por el árbol que Jessica había bautizado como "El árbol de la melancolía", aquel árbol que siempre nos acompañaba en todo, pero más a ella. Lo observaba a detalle hasta que pude ver una extraña silueta en el césped, parecía alguien, alguien que en el fondo se me hacía conocido, alguien que después de un segundo pude distinguir. Jessica. Rápidamente y sin pensarlo dos veces solté mi paraguas y fui corriendo hacía ella, solo pude escuchar los gritos de mi padre diciendo que me detuviera, pero no hice caso y seguí. Al llegar moví a Jessica que seguía tirada toda mojada, a un segundo de moverla ella reaccionó.

- ¿Daniel?

Asentí.

-Vente, vámonos - trate de levantarla y de que ella me siguiera, pero se negó.

-No, Daniel, por favor tienes que irte, si me ven contigo me irá peor -una toz la acompañaba.

- ¿Y dejarte aquí? -moví la cabeza en negación- ni lo creas.

-Lo prometiste.

- ¡No pienso dejarte así! ¡¿Es que no lo entiendes?!

-Pero lo prometiste - una lágrima cayó por su rostro mojado.

-¡Pero no lo haré! - mis manos sostuvieron su rostro - no voy a dejarte sola, voy a ayudarte.

Ella pareció sorprendida por mi reacción, jamás me había escuchado gritar de esa forma. Las lágrimas seguían botando de su rostro.

-No tengo idea de lo que te hicieron tus padres ahora, pero de algo estoy seguro y es que no voy a dejarte sola en esta lluvia. Ni ahora ni nunca.

La levanté de nuevo y esta vez no se negó. Mi padre que nos veía a lo lejos solamente pudo mirarme y asentir con la cabeza, era su forma de decirme que hacía lo correcto.

*

Había amanecido y Jessica había dormido en mi cama mientras que yo dormía en el piso. De pronto los recuerdo del ayer volvieron a mi. Cuando llegamos mi madre se encargó de bañarla, secarla y cambiarla para que no sufriera un resfriado, para cuando ella termino hice lo mismo. Después cuando era hora de dormir ella y yo tuvimos una pequeña charla acerca de lo que había pasado.

- Mi padre llegó borracho de nuevo. Busco cualquier excusa para echarme de la casa, estaba lloviendo y le dije que no lo hiciera, pero no me escuchó, no le importó y lo hizo.

Ella dejó caer su cuerpo sobre la cama mientras que sus piernas colgaban.

-¿Qué pasó con tu madre?

Tardó unos segundos en responder, pero finalmente lo hizo.

-Se quedó con la bestia - volvió a levantarse y su mirada cruzó con la mía. Desde el suelo yo la observaba y se me hacía realmente hermosa, su cabello largo obscuro y sus ojos me tenían hipnotizado por completo - Gracias - fue lo único que pudo decirme después de todo - gracias por todo.

Y esa fue su última palabra seguido de un "Buenas noches " y un "Hasta mañana".

Dos vidas un alma #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora