𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 | ❝ Soy feliz manteniéndote estancada entre mis dientes. Y no hay nada que pueda hacer al respecto ❞
𝐀𝐊𝐈𝐋𝐀 era ruidosa, ella era sonrisas y alegrías. No le importaba expresar lo que pensaba o sentía. Era un alma libre que na...
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advertencia: a Akila le hacen el acomoda órganos 3mil
⟪ CAPÍTULO DIECISIETE ⟫
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Fue cuestión de segundos en el que Akila y Alec cruzaron el portal que Magnus hizo para llegar al Cairo más rápido.
El hombre casi siente como su mandíbula cae al suelo al ver la hermosa arquitectura delante de ellos. El instituto del Cairo no era nada comparado con el de New York. Mientras que su instituto era frío y en las noches era siniestra esta era completamente cálida, se veían animales en los jardines, el sol iluminaba con fuerza y el calor se sentía casi sofocante. Era más vivo...
Mientras Akila lo guiaba por las largas escaleras que los llevaría dentro del instituto él podía apreciar los jardines donde había demasiada vegetación, flores de distintos tipos y un gran campo de entrenamiento al aire libre donde habían varios shadowhunter entrenando. Confirmó por sí mismo sobre aquellos rumores que los entrenamientos de los egipcios eran más extremos al ver como un grupo de chicos de no menos de trece años ya se encontraban lanzándose dagas unos a otros para lograr esquivarlos mientras que debían de luchar contra otros más grandes.
Se quedó estático en su lugar cuando una ráfaga de viento pasó delante suyo casi tecleándolo si no fuera porque Akila lo empujó lejos de una chica que fue lanzada contra el pavimento.
—¡Gané! —gritó con emoción, levantando una bandera roja y sacándole una sonrisa a Akila.
—Los entrenamientos dieron frutos, Sophia —menciona, ayudándola a levantarse.
—¡Akila!. —La mirada sorprendida de aquella chica y la emoción con la que miraba a Akila logra confundir a Alec. ¿Tan querida era?—. ¡Akila volvió! —gritó por lo alto llamando la atención de los demás.
No tardó un círculo de shadowhunters en rodearlo, saludando de forma animada a Akila mientras algunos la abrazaban otros simplemente le dirigían palabras de forma más sutil y tranquila, igual siendo recibidos por Akila.
