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Una chica tímida, la cual no es buena socializando, y casi siempre se aisla. Un día eso cambio cuando un misterioso vecino se muda en su barrio. Su comportamiento le da curiosidad pero un error le condenará a un destino final. Todos actúan mu...
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Pov Narrador:
Otro día en este lugar al que sería tu hogar desde ahora. Aveces pensabas porque de todas las chicas te eligieron a ti, no eras tan linda, mucho menos sexy y eso cada vez se intensificaba cada vez que te veías en el espejo. Mostrándote la realidad según tus ojos.
—... — Te tocaste la cara pasando las yemas de tus dedos por toda la cara. Odiabas mucho de ti, tus ojeras, tu piel que parecía que no te dieran de comer y esos labios secos. Los aborresias
Un suspiro deprimido salió de tu boca, hoy eran de esos días que te sentías del asco teniendo el autoestima hasta el centro de la tierra, diría que en el piso pero siempre estaba allí.
—Con razón estoy soltera.. — Te alejaste del espejo y te acercaste a la ventana de tu cuarto. Era de mañana aún no te llamaban para desayunar así que una mirada al exterior no sería malo.
Al mirar viste lo que ya sospechabas, un bosque con muchos árboles, tanto que parecían infinitos no lograbas ver las casas o edificios. Al escuchar un sonido de cortar algo tu vista se dirigió abajo de ti. En un mini jardín debajo de tu habitación estaba un hombre cortando las espinas de unas rosas con cuidado, se veía que le gustaba lo que hacía, tanto que tarareaba alegre.
—¿Vieron? quedaron hermosas mis pequeñas— Les hablo como si lo pudieran escuchar, aunque sabiendo donde estas no te sorprendería que una o todas hablen.
Lo miraste con ternura, quien sea que fuera ya te pareció lindo por su comportamiento con las plantas. Al alzarse su gorra ya que hacía calor porque estaba trabajando desde horas tempranas te vio. Se iso el tonto y prosigio a cortar una, la única rosa rosa que había crecido en entorno a rosas rojas.
No te gusto que isiera eso, la rosa se veía bien aunque no sea del mismo color que las otras. El siguió cuidando sus rosas hasta que al pasar unos minutos se había ido de regreso a la casa gigante. Tu miraste un rato más el jardín hasta que te aburriste y te recostarte en tu cama.
Tu barriga sonó demandando por comida ya mismo. Te levantaste dirigiendote a la puerta, tomaste la manija y dudaste en girarla. ¿Podrías salir? No querías enfadar a nadie ni menos a los maestros, morir no estaba en tus planes.
Tomate valentia que no sabes de donde la sacaste y giraste la manilla encontrándose en el piso una carta con un sello elegante. La tomaste y al ver que era para ti la abriste.
—Hoy me toca cuidarte, baja cuando tengas hambre y te prepararé lo que pueda
—Atentamente Fridge
Fridge te iva a cuidar. No lo esperabas para ser honesta, tampoco era tan intenso como los demás por lo que has visto, aunque dicen que las apariencias engañan.
Bajaste queriendote acordar el camino en ese jodido laberinto. Te perdiste unas cuantas veces, los pasillos se veían idénticos y diferenciarlos se te dificultó. Ya a la tercera vez ya lograste encontrar la cocina y si no era esa ya te rendias y ivas a quedarte sin desayunar.
