"Cambios"

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Capítulo 16: cambios.

Mikey hablo con ambas organizaciones respecto al curso de acción que se realizarían. El también había entrenado en el Bushido por lo que tenía los conocimientos necesarios para enfrentar a Izana, no había podido hacerlo anteriormente por culpa de la bruma de la droga, por ello, decidió dejarla. Fue difícil, poco a poco se desintoxicaba y sufría el síndrome de abstinencia. Junto con Takemichi pudo lograrlo, ya llevaba una semana sobrio. Por otro lado Sanzu estaba al borde del colapso, su Mikey se estaba alejando. Ya no le recibía las pastillas ni las caricias, habían llegado al punto de que ni si quiera dormían en la misma pieza no sabía lo que pasaba y por ello le exigió una explicación al rubio.

-Lo siento, debemos terminar. No me haces bien—¿Qué es esa explicación de mierda?

-Fui yo quien te acompaño en las buenas y malas—

-Lo se—

-Quien te consoló—se empezaba a alterar.

-Lo se—

-Quien se acostaba contigo aún sabiendo que llamabas a otro—

-Haruchiyo – intento calmarlo pero era imposible. El pelirosa se levantó y golpeó el rostro de su ahora, ex amante. No pudo aguantar las lágrimas, no pudo aguantar la desesperación de la situación. Salió corriendo a un rumbo desconocido, desde aquel día no lo había visto. Por el otro lado Takemichi se había armado de valor para enfrentar a sus padres y a su prometida. Termino aquel compromiso y les confesó que era gay y que estaba harto de vivir en una mentira. Por supuesto que hubieron peleas y llantos, pero el pelinegro sabía que había valido la pena, ya que tendría a Mikey en su vida nuevamente. Desde aquella noche en su casa, habían vuelto a frecuentar y nada había cambiado, seguían con la misma pasión de antaño. Se amaban día y noche sin reparo, los más allegados supieron de la noticia y se alegraron genuinamente por ellos
Por su parte Mikey fue a su viejo dojo a entrenar. Hablar varias cosas que la droga había destruido y una de esas era su memoria. Tenía un par de días antes el encuentro, le habían mandado un mensaje a Izana para que la batalla final tuviera lugar el viernes por la noche en una construcción abandonada a las afueras de la ciudad, éste había accedido por lo que la pelea estaba a la vuelta de la esquina.

**

Los demás solo podían esperar. No estaban Entrenados ni el Bushido ni en el arte ninja. Mitsuya aprovecho de salir de cita con HakKai sería la primera después de las palabras que intercambiaron. Se vistió casual, no quería parecer muy desesperado pero la verdad era que los nervios se lo estaban comiendo vivos. A penas podía hablar y su cuerpo temblaba como una hoja al viento ¿Pero qué le pasaba? Estaba preocupado por las puras, la cita fue un éxito y eso, solo demostraba que eran hecho el uno para el otro. Salieron a comer, HakKai se acordaba que le gustaba el katsudon, era increible. Fueron a los juegos árcade, hace años no iba, desde que iba al colegio por lo que recorrerlos le traía un montón de recuerdos. Terminaron en la casa del peliazul follando como si no hubiera mañana. Lo valía.

**

Izana había ido a aquella casa en la ciudad. Sabía quién vivía ahí, la había estado vigilando más no hizo nada ya que eso podía ocasionar un desastre aún más grande. Tocó el timbre, sabiendo que el dueño de la casa no estaría. Le abrió una castaña quien tenía un bebé en la espalda. Se miraron un par de segundos.

-¿Puedo pasar?—Emma no cabía en sí. Algo se había enterado, escuchaba las conversaciones de sus amigos y marido sabía quién estaba en el pórtico de su casa. Si medio hermano, Izana. Lo hizo pasar y le ofreció una taza de té que el peliblanco aceptó de buena gana. Luego de traer el bebestible se sentaron en silencio en la mesa, incluso el bebé estaba en su quinto sueño en la espalda de su madre.

-Dime ¿Qué te trae por aquí? Aquí no vive Mikey—tenia miedo, no sabía lo que podía ser capaz aquel hombre.

-Lo se vengo a hablar contigo—saboreo el té. Le recordaba al orfanato y aquellos días fríos junto a Kakusho.

-Dime –empezo temerosa, tanteando el terreno.

-Sabes, nuestro padre me dejó una carta diciendo que el había tenido otra familia ¿Tú sabías?—

-No, el no nos dijo nada. Solo nos enteramos cuando pelearon –le temblaba la voz ¿Le estaba probando?

-Me lo suponía—suspiro—¿Ustedes?—trago dudo— ¿Me hubieran aceptado?—

-Si, claro que sí. Te hubiéramos aceptado, jamás dejaríamos a uno de los nuestro—se miraron un tiempo.

-Me tengo que ir—se esfumó entre las sombras y vago por las calles, dudando de todo lo que había creído ¿Realmente valía la pena seguir con todo aquello? ¿Podía si quiera echarse para atrás? Ya tenían hasta el lugar y la hora de la batalla final. No quería pensar, no por hoy. Se fue hacia su refugio, añoraba los brazos de su novio.

**
Koko recibió una llamada, corrió hacia el lugar buscando a su novio. Entro a la habitación y vio allí, dos pares de ojos azules. No podía creer lo que estaba viendo. allí, en aquella cama de hospital se encontraba Akane, la hermana de Inupi, despierta ¿Cuántos años habían pasado? No pudo aguantar las lágrimas, se acercó a la mujer y se derrumbó, callendo de rodillas.

-Gracias por cuidar de mi, mi hermano me contó que hiciste todo lo posible-- sonrió la bella joven.

-No fue nada-- se compuso un poco. Inupi estaba igual de emocionado, le tomó las manos a su novio y con un leve "gracias" se quedó allí al lado de las personas que ma amaba en este mundo. Se alegraba encontrar un poco de felicidad en este momento tan tenso y angustioso. Ahora sí, estaba preparado para la batalla final.

"Dolce vendetta"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora