fifteen

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Dicen que el primer amor es algo mágico, algo hermoso, digno de una película. Algo que te llena de vida.


Pero a mí me hace morir.

¿Por qué nadie habla de lo doloroso que es enamorarse de alguien que no te corresponde? Es asqueroso, tan horrible.

Mi primer amor está conduciéndome a la muerte, un final trágico y contundente. Algo triste, tan angustiosamente lento.

Mis pulmones se llenan de hermosas flores cada día transcurrido.

Me gustaban las flores. Hasta que ellas se apoderaron de mi cuerpo. Y ahora guían mi vida a un fin románticamente horroroso.

A veces quisiera no haberme enamorado de Rodrigo, pero era alguien tan atrayente, una persona encantadora. ¿Cómo no podría haber caído rendido ante su perfecta existencia?

Pero él no podía corresponder mis sentimientos, él no podía fijarse en mí.

Porque alguien más ocupaba su cálido corazón.

Y a mí me tocaba sufrir por amor, me tocaba soportar el intenso dolor al verlo con esa chica. Debía aguantar las flores que salían de mi boca.

No sabía qué hacer, me sentía desesperado, sin un rumbo a seguir. Mi destino estaba marcado; fallecería muy prontamente.

La cirugía era una opción, pero no quería sufrir las consecuencias de esta, no quería dejar de sentir. Eso me hacía humano, era parte de mi vida, no podía simplemente deshacerme de esas emociones tan intensas e increíbles.

Pero tampoco quería estar enamorado de Rodrigo.

Intenté miles de veces olvidarme de mi atracción hacia ese chico, pero era imposible.

Sí, lo era. Porque cada vez que lo veía mi corazón bombeaba de felicidad, y a su vez, mi boca dejaba escapar esas flores que yacían en mis pulmones.

Flores de un tono carmesí tan hermoso, fusionado con la sangre que igualmente expulsaba. Siempre las tomaba en mis manos, acariciándolas, amándolas, así como amaba a Rodrigo.

O quizás no las amaba, quizás las odiaba.

Desconocía ese sentimiento tan extraño que se instalaba en mi pecho cada vez que veía lo que vomitaba, solo me quedaba aferrarme a ellas, quejándome entre lágrimas por la situación en que me encontraba.

Rodrigo era mi amigo, solo eso, ¿por qué me enamoré de él? ¿Desde cuándo él se adueñó de mi corazón y mi mente?

¿Por qué tenía que morir de esa forma?

-Primer amor... Lo odio tanto.

Rodrigo me observó, sentí su mirada preocupada encima de mí. «Tan atento» pensé, mientras sostenía débilmente las flores entre mis palmas cubiertas de sangre.

Sangre que provenía de mi cuerpo.

-¿Quién es tu primer amor, Ivi? Nunca me lo dijiste.

Hubo silencio.

Me permití seguir llorando, tragué saliva y levanté la mirada. Miré sus ojos, esos tan profundos y expresivos.

-Tú.

Sabía que no me correspondía, que siempre fue un error.

Porque a Rodrigo le gustaba ella.

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