12

2K 250 16
                                    

—L. L. L. ¿Me escuchas? —la voz chillona de Sung Yeol me sacó de mis pensamientos.

—¿Qué?

—Te he estado hablando durante diez minutos y no me respondes. ¿Estás bien?

—No.

Oculté el rostro contra el escritorio, tratando de no mirar hacia la última fila. Hacia aquel asiento vacío.

—¿Puedo ayudarte en algo?

—No.

Nadie podía ayudarme.

La había jodido. Y bien.

Pese a que me dolía recordar me dejé llevar por mi tortura personal.

Después de decirle a Sung Jong que me gustaba me arrepentí de inmediato, pero ya era demasiado tarde. Aun así no me esperaba esa reacción por parte suya.

No se enfureció ni se avergonzó.

Simplemente me apartó con suavidad y dijo con voz queda:

—No me gusta que jueguen conmigo.

No supe que decir y fui incapaz de detenerlo.

Al día siguiente no había podido verlo y no había asistido a clases, según Woo Hyun porque no se sentía bien. Pero estaba seguro que era por mi culpa.

—¿Tiene algo que ver con la ausencia de cierto chico? —inquirió Sung Yeol.

No respondí. Mi cabeza era un lío. Por un lado sufría al recordar lo ocurrido, por el otro disfrutaba al recordar lo ocurrido. Lo cerca que había estado de él.

¿Por qué había pasado eso?

Sung Jong me gustaba, era cierto, pero también me gustaba la fotografía, ¿no? Aunque por supuesto que no era lo mismo. Era consciente de ello.

Entonces, ¿qué era exactamente lo que sentía por Sung Jong? ¿Amor? Nunca me había enamorado, desconocía aquel sentimiento.

—¿Cómo sabes cuando estas enamorado? —le pregunté a Sung Yeol, levantando el rostro.

Mi amigo estuvo a punto de atragantarse con el plátano que comía.

—¿Ah? ¿Enamorado?

—Sí, ¿cómo sabes cuándo...?

—Caray, L. ¿Acaso te has enamorado?

Era una gran pregunta.

—No lo sé.

—¿De Sung Jong?

—¡No lo sé! —levanté la voz, ganándome algunas miradas de mis compañeros. Los ignoré y volví a ocultar el rostro contra el escritorio.

—Hace tiempo que no te veía, Myung Soo —me susurró Sung Yeol al oído.

—¿Qué has dicho?

Logró captar mi atención.

—El frío y perfecto L jamás gritaría en público.

—Cállate.

—¿Te gusta Sung Jong?

—Sí —respondí sin pensar.

—Asunto resuelto.

Se hizo hacia atrás en su silla.

—No lo entiendes —me volví hacia él —que me guste no significa que yo... que yo...

—¿Qué estés enamorado? —asentí—. L, sólo mírate. Estás perdido y confundido. ¿Tanto le echas de menos?

Esto es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora