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—Ah. Tenemos visitas —fue lo primero que Myung Soo dijo, con esa voz inexpresiva que estaba acostumbrado a escuchar en el colegio. Arrojó su mochila a un lado y se quitó el suéter.

Pasaban de las dos de la madrugada y apenas estaba llegando a casa. Increíble. Yo jamás sería capaz de hacer tal cosa.

—¿Has visto la hora? —le cuestionó Sung Kyu al momento.

—No. Perdí mi reloj —respondió Myung Soo con indiferencia, acercándose a Woo Hyun y a mí.

—¿Quienes son?

Sung Kyu parecía deseoso de continuar riñendolo un rato más, pero al final optó por mostrarse amable.

—Él es Woo Hyun. Te he hablado de él.

—Ah sí. El Chico Corazón, ¿no?

De no haber estado literalmente muerto de los nervios hubiese reído ante ese comentario. Aquel había sido el apodo de mi hermano durante sus años de instituto, aunque también se le conocía como la Maquina de Corazones. Woo Hyun también podía tener su lado ridículo.

—Bueno, era muy popular con las chicas —y noté como Sung Kyu intentaba contener la risa.

—Es diferente a como lo imaginaba —añadió Myung Soo.

Woo Hyun abrió la boca para responder, pero por esa vez Sung Kyu fue más rápido:

—Woo Hyun se quedará con nosotros esta noche.

Myung Soo arqueó una ceja y asintió. Se inclinó para recoger una camisa del suelo y entonces se fijó en mí.

—No le veo problema en que se quede —dijo sin cambiar el tono —pero, ¿está bien que haya traído a su novia?

—¿Novia? —inquirió Sung Kyu sin entender.

Woo Hyun me miró y rodeó mis hombros con su brazo izquierdo.

—Es mi hermano.

—¿Hermano?

—Soy un chico —especifiqué en voz baja, con los nervios de punta. Estaba en mi límite y no sabía si reír o llorar.

Myung Soo esquivó la pequeña mesa de centro atestada de platos y vasos y llegó hasta mí. Levantó la mano derecha con la intención de tocar mi rostro, pero antes de poder hacerlo Woo Hyun me apartó, cubriéndome con su cuerpo de forma protectora.

—¿Qué crees que haces? —replicó, mirándolo con odio.

Sung Kyu se apresuró a intervenir.

—Sólo jugaba. L suele ser así a veces, pero míralo bien, Woo Hyun, ¿acaso no es muy guapo?

—Quería comprobar si en verdad es un chico. Eso es todo —se excusó Myung Soo en voz baja.

—Lo soy —respondí con vacilación.

—Pues bien. Si dices que eres un chico, entonces lo eres.

Y Myung Soo se alejó, volviéndose hacia el pequeño pasillo que debía conducir a los dormitorios, pero Sung Kyu lo detuvo en el acto.

—Espera un segundo.

—¿Qué?

—Discúlpate con Sung Jong por haberlo incomodado.

—¿Sung Jong?

Y fue entonces que los ojos de Myung Soo se llenaron de interés.

Tragué saliva, sintiendo como me temblaban las manos mientras continuaba oculto detrás de mi hermano.

Esto es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora