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Tal y como esperaba reprobé Lengua y Matemáticas. Me arrepentí de no haberle pedido clases privadas a Myung Soo, pero había sacado la mayor puntuación en el examen de Química, así que eso me ayudaría a nivelar mi calificación final.

Mi vida académica no iba tan mal, en cuanto a la personal...

Después de que Myung Soo y yo hiciéramos el amor aquella vez nuestra relación pareció consolidarse. Sí, él aún no sabía si me amaba o no, pero estaba esforzándose en averiguarlo.

Salvo ese detalle nuestra relación era perfecta.

Lamentaba no poder decir lo mismo sobre Woo Hyun y yo. Desde la pelea no me dirigía la palabra y lo cierto era que no pensaba ser yo quién diera el brazo a torcer primero, así que me limitaba a ignorarlo a mi vez.

El equivocado era él, no yo.

A la mañana después de la pelea (y de mi primera vez con Myung Soo) Sung Kyu y Hoya habían llegado al departamento mientras mi novio y yo desayunabamos. Traían con ellos a mi hermano, ebrio y confuso.

Me alarmé al verlo así, pero Sung Kyu dijo que no era nada grave y entre él y Hoya lo llevaron a acostarse.

Woo Hyun estaba peor cada día.

Me enteré por Myung Soo, quién se enteró por Sung Kyu, quién a su vez se enteró por Hoya que Woo Hyun había comenzado a ir a nuestro antiguo departamento (que ahora le pertenecía sólo a Yoon Joo) por las tardes. ¿Lo feo? Que ella ni siquiera se dignaba a dejarlo entrar. Se comunicaban mediante mensajes de texto.

Solté un suspiro al pensar en ello y terminé de peinarme. Era Sábado y Myung Soo y yo iríamos al cine con Sung Yeol a ver una película de terror.

A Sung Yeol no le gustaban las películas de terror, pero en esta salia una actriz que él admiraba mucho. No quería ir solo y después de la ayuda que nos había dado habría sido imposible negarnos.

¿Cuál ayuda?

Era un poco vergonzoso contarlo, pero lo haré.

Transcurrió una semana entera antes de llegar a ese Sábado en particular. Semana en la cual Myung Soo y yo lo hicimos dos veces más.
Aprovechamos el tiempo entre nuestra salida del colegio y la salida del trabajo de nuestros respectivos hermanos. Supongo que pudimos haberlo hecho más veces, pero dedicamos tiempo al estudio.

Aunque la primera vez había sido especial para los dos tenía que admitir que me había dolido mucho, claro que al final me había sentido tan bien que no quería que Myung Soo se detuviera.

Las dos veces siguientes no había dolido nada y era gracias a Sung Yeol, quién le había prestado a Myung Soo un libro sobre el tema. Puro placer garantizado, había dicho. Y no tenía idea de porque Sung Yeol tenía un libro así.

—¿Jongie? —llamó Myung Soo desde la puerta de mi habitación.

—Ya voy.

Me di la vuelta para salir, pero él me detuvo, empujándome contra la pared.

—Si sigues viéndote tan lindo me pondré celoso de que otros hombres te miren —murmuró, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Solté un gemido.

—¿Qué pasa, Jongie? ¿Quieres decir algo?

Me dedicó una sonrisa pícara y llevó ambas manos a mi trasero, acariciando mis nalgas con movimientos circulares.

—Myung Soo —gemí de nuevo.

—¿Qué? Si no hablas no puedo saber lo que quieres.

Me mordí el labio inferior. Él sabía muy bien lo que quería si me tocaba de esa forma, pero... Maldición, Woo Hyun y Sung Kyu se encontraban en la sala.

Esto es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora