24

1.5K 199 7
                                    

¿Desde cuando esos dos estaban liados? Recordaba a Woo Hyun corriendo detrás de su novia. ¿En que momento había cambiado eso?

Me recargué en la pared y esperé, con el ceño fruncido.

—Debes limitarte a actuar normalmente —escuché entonces la voz de Sung Kyu. Al parecer la sesión de besos había terminado. Me sorprendió que no hubieran decidido buscar una habitación.

—Normalmente. Bien.

—Si no quiere hablar de lo que pasó, no lo presiones.

—No presionarlo. Bien —la voz de Woo Hyun sonaba insegura—. ¿Me veo muy mal?

—Te ves guapo.

En ese momento dieron la vuelta en el pasillo y me vieron.

Sung Kyu soltó la mano de Woo Hyun y se acercó a mí.

—¿Ya terminaste?

—Sung Jong quiere ver a Woo Hyun —respondí, encogiéndome de hombros.

Woo Hyun echó a andar sin dirigirme ni una mirada. Me aseguré de que se hubiera alejado del todo antes de volverme hacia Sung Kyu.

—¿Qué crees que estás haciendo?

Su rostro mostró incomprensión.

—Con Woo Hyun —añadí.

—No tengo idea de lo que hablas, L.

—¿En serio? —miré sus manos vacías—. ¿En dónde está el té?

—¿Té?

Su rostro era ahora un completo signo de interrogación.

—Dong Woo dijo que irían por un té para Woo Hyun.

—Ah...

—No creo que sea una buena idea salir con el chico corazón.

Sus mejillas se tiñeron de rojo, pero mantuvo la cabeza en alto.

—No es tu asunto, L.

—No, no lo es, pero sabes que terminará mal. Él sigue con esa chica.

—Ya no.

—¿Eso te dijo?

—Es complicado, L. Han pasado tantas cosas entre nosotros. No lo entenderías.

—Puede que no, pero hay algo que sí entiendo.

Y le conté lo que Sung Jong había dicho.

Mi hermano lo meditó unos minutos.

—Habrá que informar de esto a la policía —dijo al fin.

—Tú realmente no quieres hacer nada, ¿cierto?

—¿Y tú si? —fruncí el ceño ante su pregunta tan directa—. No cometas ninguna locura, Myung Soo —rara vez usaba mi nombre real—. Y no sólo por ti, sino por todos los que te queremos.

—Lo mismo para ti —murmuré —no dejes que Woo Hyun te lastime.

Sonrió a medias y asintió antes de irse también.

Volví a recargarme en la pared, llevando ambas manos a mi frente, más frustrado aún que cuando tuve que contener mis deseos por Jongie.

Sabía bien lo que quería hacer, pese a Sung Kyu y Sung Jong; pero no sabía cómo. La policía no me serviría para nada y, además, a esas alturas yo no estaría satisfecho con una simple condena en prisión.

Chul Moo había dañado lo que más amaba en el mundo y no lo perdonaría. No olvidaría y no tendría piedad.

L habría aconsejado mantener la cabeza fría y escuchar a Sung Kyu, pero L ya no estaba. Y Myung Soo sólo pensaba en una cosa: venganza.

Esto es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora