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No supe cuanto tiempo estuve sumergido en aquella oscuridad, atrapado en la fría inconsciencia de los sedantes. Pero cuando al fin desperté me encontré con la persona más importante de mi vida.

—Myung... Soo.

Sentía los labios pesados, como si hubiese estado ejercitandolos por horas.

—Hola —respondió con una sonrisa.

Hubiera podido actuar normal de no ser por las marcas en su rostro. Y entonces lo recordé todo.

Me incorporé de golpe, sintiendo un dolor intenso en el estómago. Solté un grito.

—¡Sung Jong!

Myung Soo se levantó del extremo de la cama donde estaba, mirándome con los ojos muy abiertos y, pese al dolor, me percaté de algo mas. Parecía recién bañado, tenía el cabello húmedo y olía a jabón, pero tenía una venda en la mano derecha. Lo había hecho. Había buscado a Chul Moo. Había peleado contra él.

—Estoy bien —gemí, volviendo a recostarme —sólo me olvidé de la herida.

—Lo sé —se veía molesto —y por eso te han saltado los puntos. Han tenido que volver a cerrar la herida. ¿En que estabas pensando?

¿Lo había hecho? No lo sabía. Había estado inconsciente. El médico y las enfermeras...

—¿Por qué lo he hecho? —repliqué—. Mejor dime porque lo has hecho tú.

Y señalé su mano herida.

—Tenía que hacerlo.

—¿Qué? ¡Pudiste haber muerto!

—Pero no lo hice.

—Eres un idiota.

Y comencé a llorar, recordando el miedo tan intenso que había sentido cuando Sung Yeol me lo había contado. Y eso me hizo percatarme de otra cosa. De nuevo estaba en una habitación privada.

—Jongie.

—Déjame.

Lo aparté cuando intentó tocarme. Ese idiota insensible.

—¿Sabes como fue... enterarme? ¡Y encima arrastras a mi hermano a tus locuras!

—Pero tú dijiste que no se detendría, ¿recuerdas?

—Pero no te dije que fueras a buscarlo —lo fulminé con la mirada—. ¿Dónde está Woo Hyun?

—Está con Sung Kyu. ¿Quieres que lo llame?

—¿Está bien?

—Sí.

—¿Y los demás?

—Hoya y Dong Woo sí, tienen algunas heridas, pero nada grave.

—¿Y Sung Kyu?

Permaneció un momento en silencio y después me tomó de la mano. Quise apartarlo, pero está vez no me dejó.

—Recibió un fuerte golpe en la cabeza —dijo en voz baja—. Todos temíamos lo peor, pero él está bien. Está despierto y no parece haber sufrido daños internos.

—Fue Chul Moo, ¿verdad? Él quería... matar a Sung Kyu.

—Sí, fue él.

Nos quedamos callados.

Tímidamente lo tomé de la otra mano, la que estaba vendada. Nos miramos.

—¿Tú estás bien?

—¿Lo dices por esto? —señaló su mano herida con la cabeza. Yo trataba de no sujetarlo con demasiada fuerza—. No es nada. En unos días estará como siempre.

Esto es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora