¿Milo?

Las razones

A la mañana siguiente
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Templo de acuario
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Milo se encontraba buscando a Camus, él acuariano por alguna extraña razón se había ido del templo desde muy temprano y sin avisar, lo cual le había parecido raro.

— ¿en donde se habrá metido? - preguntó confundido para después ver a su bebé, la cuál sonrió - hoy estás muy risueña, ¿no te parece? - preguntó a lo que la bebé sólo volvió a reír para después alzar sus manitas con intención de tomar un mechón del cabello de su madre.

— se te bien arrullando Milo - escuchó una voz femenina, cuando se volteo en dirección de la puerta de salida del templo pudo ver a Athena entrando al templo.

— muchas gracias señorita Athena - dijo el mientras se daba la vuelta.

— ¿Puedo? - preguntó la diosa mientras se acercaba para poder cargar a la bebé.

— claro - respondió para después entregársela.

— es tan linda... - aseguró ella sonriendo a la pequeña que también sonreía. Athena levantó la mirada encontrándose con que Milo la veía confundido - ¿Que pasa? - preguntó confundida.

— l-lo siento no fue mi intención incomodarla, solo es que... se me hace muy raro verla con el cabello corto- afirmó el nervioso.

— ¿Por qué?, ¿acaso se me ve mal? - preguntó ella.

— para nada, se ve muy bonita - afirmó sonriendo.

— muchas gracias.

— ¿que hizo para terminar así? - preguntó curioso.

— para encontrar a Helios me toco pedirle ayuda a Hécate, por lo cual a modo de pago le di mi cabello - respondió.

— ya veo... ¿de casualidad usted sabe a donde fue Camus? - preguntó a lo que la diosa sonrió.

— lo siento, pero eso es secreto - le dijo ella sonriendo mientras Milo solo negó, ya entendía por dónde iba el asunto - por cierto Milo. Tenemos que hablar acerca de tú bebé aprovechando la ausencia de todos, ¿puedes seguirme? - preguntó a lo que Milo asintió para después ambos dirigirse al templo del patriarca.

Con los demás caballeros y Camus.
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Camus se había llevado a todos sus compañeros de compras, ¿por qué?, bueno necesitaba opiniones y manos para llevar todo.

— en fin... ¿a dónde me llevas? - preguntó curioso Afrodita.

— necesito que me ayudes a escoger bonita ropa para la bebé - respondió Camus.

— hm... se te ve muy emocionado con la idea de ser padre Camus. Creó que si Hyoga e Isaac te vieran se sentirían celosos - dijo sonriendo Afrodita.

— Hyoga e Isaac no tienen porque enterarse de esto - dijo a lo que Afrodita señalando con su dedo índice dijo.

— ¿entonces que están haciendo ellos dos aquí? - preguntó mientras Camus dirigió lentamente su mirada hacia donde apuntaba Afro, encontrándose con la sorpresa de que se había topado de frente con sus alumnos.

— ¿Pero que?... - preguntó confundido.

— tan lindo - dijo de brazos cruzados Hyoga.

— ¿cuando planeaba decirnos? - preguntó Isaac.

— oh, oh... creo que ahora si estas en problemas - le susurro a Camus quien solo lo vio con molestia.

Regresando al santuario.
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Con Milo y Athena
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— entonces fue por eso... - susurro Milo preocupado.

— Si... Helios me dijo que debíamos tener cuidado en cuanto la bebé naciera para no tener problemas en el futuro - dijo ella.

— ¿Por qué yo? - preguntó.

— ¿hm?...

— ¿Por qué yo?, ¿por qué conmigo? - preguntó molesto.

— según lo que me contó Helios, fue por el vínculo que de forma indirecta llegaste a formar con Asgard.

— pero no soy el único, Aioria también se involucró con gente de ese lugar, con esa chica Lyfia, ¿por qué no el?, bueno no es que quiera que le suceda lo que me paso solo es que... se podría decir que el tiene un vínculo mucho más grande.

— pero seria muy obvio, además... Aioria no fue él que hizo dudar dudar a Camus ahí, fuiste tú Milo. Él tiene problemas contigo por esa razón.

— Hay... ¿ese maldito dios no me va a dejar en paz? - preguntó mientras se agarraba el cabello.

— tal parece, no se que fue lo que movió a Surt para que quisiera ayudar en todo esto. Incluso me atrevería a decir que él al igual que tú solo es una víctima más de Loki. Porque si Milo es él, él padre de tú hija sin embargo no fue él, quien te violo si no que fue Loki utilizando su cuerpo.

— ¿Pero?... ¿crear una nueva vida para después querer tomar su existencia?, ¿no le parece eso demasiado Athena?.

— hm... la mente de los dioses es un gran enigma Milo. Pero tú bebé va a estar bien, mientras se quede en el santuario estará bajo mi protección y te prometo que haga, lo que haga Loki mientras ella permanezca aquí no dejaré que tome su cuerpo, ¿esta bien?.

— pero señorita Athena, ¿Entonces ella es?... - Athena prosiguió

— ¿una semidiosa? - preguntó a lo que Milo asintió - tal parece que si Milo, pero no te preocupes con nuestra ayuda logrará controlar su poder.

— le agradezco mucho por todo señorita, la verdad no sabría que hacer sin su guía.

— no tienes nada que agradecer, ¿para eso somos amigos o no? - preguntó mientras Milo solo sonrió - bueno, ahora solo queda esperar a los chicos... después de todo podremos comenzar a respirar tranquilos.

— por cierto Athena, ¿en donde están todos? - preguntó Milo.

— no te desesperes pronto lo sabrás - dijo ella.

No muy lejos de ahí, escondido entre las sombras, una silueta oscura los observaba, la cuál después de negar levemente con una sonrisa de burla, se fue del lugar.

Volviendo con los demás.
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Shion por su parte iba con Dohko, ellos se encargarían de comprar los juguetes por lo cual se habían metido en una tienda a comprar.

— nunca cuide a una niña. ¿Cómo que le gustará? - preguntó Shion viendo los juguetes.

— no te estreses tanto, por el momento solo necesita maracas - dijo el tomando una con la forma de una estrella - después necesitará mordelones - dijo para después tomar uno con la forma de una sirena - y después solo necesitará muñecas - dijo para después comenzar a jalar a Shion en dirección a otra sección de juguetes.

— aún no entiendo como es que haces esto, yo apenas y pude lidiar con los dorados cuando apenas eran unos niños - afirmo el recordando con cierto estrés aquellos tiempos.

— no fue gran trabajo, Shunrei jamás fue una niña problema, esa es la ventaja de las chicas - dijo el sonriendo.

Continuará...