A Correr Gemelos

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Tiempo después.

Templo de Escorpio
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Al llegar al templo de escorpio Camus bajo a Eir, para después agacharse a su altura la vio por breves minutos y después preguntó.

- ¿Estás bien hija?, ¿no te lastimaron? - preguntó mientras la niña negó.

- no papá gracias estoy bien - fue lo que respondió.

- nena, ya te había dicho que no debías acercarte a los demás aprendices, no solo me desobedecistes, también nos preocupaste a tú madre y a mí.

- lo siento no era mi intención, aunque siempre me e preguntado porque tienen esas reglas tan ridículas - respondió molesta.

- existen para mantenerlos a salvó. La mayoría de personas espera mucho de nosotros los caballeros dorados, pero hay ocasiones en que estas expectativas no podemos cumplirlas o algunos deciden retirarse de ellas por paz y suelen molestarlos mucho por eso y eso es lo que nosotros no queremos - fue lo que le explicó mientras colocaba un poco de cabello detrás de su oreja.

- entiendo papi - le dijo sonriendo.

- ya lo se, porque tú eres una princesa muy lista - fue lo que respondió para después dejar un beso en su frente - bueno sigamos, tú mami en serio estaba preocupado - le dijo para después cargarla entre sus brazos y llevarla a acuario. Al llegar al templo, de una regalada por parte de su madre no se salvo, aunque está no fue muy larga después de todo Milo sabia que estaba preocupada porque no había visto a Camus al despertar como era ya costumbre.

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Diez años después.
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Narra Eir
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Recordar mi infancia es algo que me hace reír en ocasiones, aún no me puedo creer que por mi curiosidad logre asustar a mis padres, aunque me sorprende mucho no haberles sacado un par de canas aún, en fin, había salido al pueblo para poder comprar unas cosas que mi madre necesitaba, él quería venir pero me ofreci a venir porque realmente se veía cansado. Aunque aún me preguntaba el porqué mi padre era muy celoso y porque mis hermanos también lo eran y buscaban la manera de vigilarme las 24 horas del día, por lo cual ambos gemelos venían detrás mío.

- Oigan, ¿no tienen a alguien más a quien acosar? - les pregunté.

- hay vamos Eir nosotros no te estamos acosando hermanita, solo nos encargamos de tú seguridad? - fue lo que sonriendo dijo Albert.

- jaja - río sarcásticamente la chica.

- si no te gusta ve y díselo a papá - fue lo que aburrido respondió Camilo.

- eso haré - fue lo que respondió mientras veia al menor de los tres reír divertido por la situación en la que estaban, después de todo sus hermanos siempre se peleaban por algo.

En el santuario.

Una vez más Milo subía al templo del patriarca para poder hablar con Athena, el momento estaba cerca Eir estaba a pocos días de cumplir los dieciséis años, además tenía dudas acerca del cofre blanco que Surt le había dado cuando el era una bebé, total que llegó al templo del patriarca donde no había nadie, por lo cuál algo nervioso se dirigió hasta la estatua de Athena, donde ella estaría esperándolo. Al llegar y ver que efectivamente la chica estaba a los pies de la estatua suspiro nervios para después hablarle.

- ¿señorita Athena? - llamo mientras se acercaba.

- ¿Que sucede Milo, ¿en que puedo ayudarte? - preguntó la mujer, mientras Milo llegó ante ella donde procedió a arrodillarse.

- señorita, es respecto a mi hija - fue lo que muy pesadamente dijo.

- esta a punto de cumplir dieciséis, ¿no es así?, se a convertido en una hermosa señorita Milo, deberías de sentirte orgulloso de saber que heredó tú encanto. Aunque los celos de Camus pueden sentirse hasta aquí sabes - comento riendo un poco por el comportamiento tan infantil por parte del santo de acuario.

- señorita tengo dudas respecto al regalo que Surt le dio antes de irse - fue lo que dijo mientras ponía el cofre frente a ambos.

- tienes miedo que sea algo malo ¿verdad? - preguntó sonriendo enternecida por la preocupación de su caballero.

- me da vergüenza admitir lo Athena, pero así es... tengo miedo - fue lo que reveló.

- ¿Te gustaría que lo abrieramos?, digo para asegurarnos de que no haya nada malo con el.

- si me serviría mucho para poder calmar mis nervios señorita - fue lo que respondió, Athena por su parte solo asintió para después acercar sus manos al cofre de madera blanca, lo vio por breves momentos para después suspirar para calmarse ella misma y quitando el pequeño seguro que este tenía lo abrió, con cuidado.

Curiosa vio lo que ahí había, mientras Milo se veía nervioso para después ver como la joven sacó un collar de ahí, el collar era de oro blanco y a modo de dije tenía un copo de nieve, en el cual tenía grabado el nombre de la pequeña.

- es un collar de protección - fue lo que susurro la diosa.

- ¿Que?...

- vaya no sabia que tenían esta clase de artefactos - fue lo que respondió para después sonreír - no te preocupes Milo, con esto tú hija estará más que a salvó, ya no seré tan necesaria - le reveló mientras entregaba la cadena.

- ¿que es?...

- como dice antes Milo. Es un collar de protección, estos en su mayoría los portan los dioses nórdicos para no ser manipulados por otros, a tú pequeña le servirá mucho, cuando sea el tiempo de entregar se lo asegúrate de que no se separe de el - fue lo que menciono para después sonreír

- ¿un collar de protección de dioses?.

- Odin los hizo para evitar que los dioses no se manipulen unos a otros, supongo que más que todo lo hizo pensando en Loki Milo, tranquilo todo estará bien - le dijo mientras tomaba sus manos entre las suyas para calmarlo un poco.

- muchas gracias señorita - fue lo que respondió.

De vuelta con Eir y los gemelos.
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Eir salía corriendo de una tienda con algunas bolsas en una de sus manos, mientras que con la otra jalaba a Albert quien se estaba comiendo una manzana y detrás de ellos salía Camilo riéndose del señor que los corría con una escoba en sus manos.

- ¡YA VERAN CUANDO LOS ATRAPE PEQUEÑOS HIJOS DEL MAL! - gritaba él hombre.

- ¡ja!, ¡VENGA Y ATRAPENOS VIEJO GRUÑÓN! - grito Camilo mientras se reía, sus hermanos por su parte también lo hacían pero sin disminuir su velocidad, porque si ese tipo los alcanzaba tendrían problemas con su padre.

- si papá llega a enterarse que estuvimos tocando el timbre de las casas de Rodorio otra vez nos va a ahorcar - fue lo que preocupado dijo Albert.

Continuará...

¿Milo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora