A Entrenar

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En el campo de entrenamiento.

Eir se veía fascinada el por fin poder estar en el campo de entrenamiento de las caballeros femeninos, la verdad lo único que se le había permitido ver era el coliseo que era donde su papá y su mamá entrenaban junto con sus tíos así que conocer otras partes del santuario ya le era un gran paso.

- wow... - dijo sorprendida.

- jeje, ¿verdad que si?, este es uno de los mejores lugares de todo el santuario - dijo sonriendo.

- ¿Tú ya llevabas tiempo de entrenar aquí? - preguntó la pequeña.

- claro que sí. Ya tengo cuatro años de estar aquí - comento sonriendo.

- ah...

- por tu edad y nada experiencia yo diría que tú eres nueva por aquí, ¿verdad? - preguntó sonriendo.

- así es... es primera vez que vengo por aquí y estoy emocionada - decía la más pequeña dando pequeños brincos.

- ¡Muy bien señoritas reunanse todas aquí¡ - hablo en voz alta la peli verde para después ver a las pequeñas acercarse - bien, como sabrán el entrenamiento de un santo al servicio de Athena es duro y difícil por lo cual si por aquí hay una señorita de casa le recomiendo irse antes de que esto se ponga muy violento... - esto último lo dijo en un tono algo perturbador lo cuál hizo a las más pequeñas temblar, después de eso mostró la vara de bambú - de seguro se preguntaran, ¿maestra Shaina para que le servirá eso?, a lo que yo les voy a responder que es algo que muy seguramente vayan a amar...

Tiempo después...

Templo de acuario.
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Camus por su parte por fin había llegado a su casa, estaba cansado, salir con Athena realmente podía llegar a ser agotador por lo cuál para la próxima dejaría que otro dorado la acompañará, aunque tenía que aceptar que se había divertido mucho con ella.

- ¡ya llegué! - anuncio mientras entraba, no tardo mucho en ver como sus mini copias salían rápidamente en su encuentro. Y al estar junto a él ambos se colgaron de sus piernas.

- mis príncipes ¿Cómo están se portaron bien en mi ausencia? - preguntó mientras los cargaba.

- Chi... - respondieron al unísono ambos niños, aunque sentía que faltaba algo o más bien alguien.

- ¿Dónde está su hermana? - preguntó serio. Ambos gemelos se voltearon a ver para después sonreír, se bajaron de los brazos de su padre para después ir corriendo al interior del templo.

Camus quien ya conocía los juegos de sus amados hijos solo suspiro para después comenzar a seguirlos, al estar adentro los vio correr a esconderse detrás del sillón en él cual se encontraba Milo recostado mientras uno de sus brazos cubría sus ojos, sonrió con maldad para después comenzar a acercarse lentamente con intención de asustarlo, pero Milo arruinó sus planes al descubrir sus ojos y verlo.

- ¿Camus?, ¿que estas haciendo? - preguntó confundido.

- em... nada - respondió él rápidamente mientras retomaba su postura y a él lo vio sentarse en el sillón mientras suspiraba - ¿Que sucede amor? - preguntó preocupado mientras se acercó para después sentarse a su lado.

- ¿no viste a Eir en el coliseo? - preguntó preocupado.

- em... no, ¿que sucede?, ¿acaso no esta aquí? - preguntó mientras la buscaba con la mirada.

- hay... los gemelos dijeron que había ido a buscarte ahí - le dijo preocupado mientras Camus paso a ver a sus bendiciones los cuales solo lo veían desde atrás del sillón.

¿Milo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora