P2: Capítulo 27

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El silencio reinaba entre las criaturas. Piwi y Haliee caminaban detrás de todos, sin hablar pero muy unidos, como de costumbre. Lu iba al frente con Brennan. Ambos estaban muy serios. Los dragones surcaban los cielos con tranquilidad. Castiel y Haru estaban cerca de mí, mirando alrededor con suma atención, aunque no se veía más que árboles y pastizales. Cassie caminaba junto a mí, mirando a Kira que caminaba junto a nosotras.

—¿Cómo la llevas? —me preguntó luego de que caminara durante varios minutos a su lado, en silencio.

Agradeciendo su preocupación, le contesté:

—Me siento usada, pero, si lo pienso bien, no fue tan terrible como esperaba. O bueno, al menos aun no lo es.

—Lo bueno es que, gracias a este viaje, te libraste de mis entrenamientos —agregó.

—Sí, supongo que eso es bueno —consentí, tratando de contener todas las preguntas que se arremolinaban en mi cabeza, debido a mi innegable gusto por el chisme. Sin embargo, como era de esperar, fallé—. ¿Puedo saber cómo va todo con el lobo?

—Tardaste mucho en preguntar —rio sin verdadera emoción.

—¿Leíste mi mente? —inquirí.

—No, te estás cuidando bien, pero eres demasiado expresiva. Tu cuerpo, tus ojos y lo mucho que retorciste tus dedos antes de balbucear lo que querías, me dijo que estabas demasiado curiosa.

—Tendré que empezar a cuidar eso también —concluí—, pero dime, ¿qué tal todo?

—Creo que he negado todo durante mucho tiempo, para terminar descubriendo que había hecho lo único que no debía.

—¿Y eso es?

—Enamorarme —reconoció, para mi asombro, y antes de pudiera decir algo continuó—: Lu es hermana de Brennan, Ilora. Es su hermana, pero aunque lo sea, no puedo evitar sentirme sola. Ya no tiene tiempo para pelear conmigo.

Ninguna de las dos volvió a decir algo, las palabras sobraban, por lo cual me limité a sonreírle y tomar a Kira en mis brazos. Acariciarla me relajaba y me ayudaba a pensar.

Las hojas de los árboles relucían en colores rojizos. Algunas estaban en el suelo y otras volaban a nuestro alrededor. Solo podía escuchar las hojas crujir bajo mis pies. El otoño se venía con todo y ya empezaba a enfriar un poco el ambiente. Lo bueno es que esta vez no había tenido que nadar y que el agua que había conseguido empapar mi ropa en la mañana se había secado conmigo en la orilla del río.

Alhaster nos había llevado a Haliee, mi padre y a mí, a través del cauce y el resto del viaje, mientras Cassie volaba por su cuenta, llevando a Kira en sus brazos, y Piwi permanecía en el lomo de Luigi. Castiel había elegido nadar y correr, al igual que los lobos. Pensé que el elfo se cansaría, pero había se había valido de sus habilidades para mantener el nivel de los licántropos. Había sido una visión agradable.

Pronto, ante nuestros ojos, se presentó el enorme valle del que hablaba Lu. Su tribu no era más que vegetación y poblaciones extendidas de manera desencajada. Había lobos por todas partes y muros que se perdían en el horizonte.

De hecho, el lugar era mucho más grande de lo que imaginaba. Si no había contado mal, eran ocho asentamientos circundantes, todos muy bien distribuidos entre ellos y cercados. Mientras que, en el centro, se alzaba una majestuosa fogata, más grande que la que se hallaba en la reserva, donde un grupo de niños correteaba y jugaba. Muchos licántropos estaban fuera de sus asentamientos, conversando entre ellos y algunos trayendo animales muertos sobre sus hombros. Para la cena, deduje.

—Mi manada es la del fondo, la de murallas de piedra. Tenemos una cabaña muy grande para los invitados —dijo Lu y, aunque no me llevara muy bien con ella, estaba agradecida de escuchar a alguien hablar—. Estarán cómodos allí. Los dragones, como comprenderán, deben quedarse fuera de los asentamientos. Si quieren pueden rodearlos, no tenemos problema con ello. Siempre y cuando no incendien nada, por supuesto.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora