(Todo lo que toco se convierte en oro)
24 de marzo de 2017. Daniela Ibarra.
Yo era tan solo una niña de unos cortos once años (ese año cumpliría doce) cuando todo esto ocurrió, sinceramente, fué por razones muy injustas que me metieron aquí, por eso, no me arrepiento de nada de lo que hice.
Mi vida era la de una niñita común, me la vivía increíble con mis padres y sinceramente no tenía preocupaciones, la verdad, yo soy una chica que suele coleccionar cosas, aunque bueno, mis colecciones solían ser raras y era lo que espantaba a otros... mientras algunos se dedicaban a coleccionar muñecas, antigüedades e incluso libros, yo prefería un tipo de colecciones más... extravagantes, por llamarlas de una forma. Dedicaba mis recreos en la primaria a buscar en las jardineras cualquier tipo de naturaleza muerta para pegar y después enmicar en mi cuaderno favorito, buscaba desde hojas secas de árbol y flores, hasta alas de insectos o mariposas muertas, algunas veces sumaba también un par de arañas a mi cuaderno, eso si, nunca llegué a arrancar una sola flor, solo recogía la naturaleza previamente seca que se había desprendido de su lugar original por si sola. Sin embargo, estas no eran las colecciones más alarmantes para mis compañeros o para mis padres, no, la que de verdad les preocupaba era la de encendedores... así es, cada que encontraba algún encendedor abandonado o se me hacía lindo alguno que encontrara en la tienda, decidía comprarlo, es que no podía evitarlo, mi fascinación por mirar el fuego, observar como se menea de un lado a otro en tranquilidad mientras a la vez consume y destruye algo con suma facilidad, me resulta simplemente hermoso. Mi colección variaba entre doce hermosos encendedores, había un par como aquellos antiguos que tenían una tapadera móvil, había pequeños y grandes, transparentes y con diseños, eran hermosos, incluso tuve en mi posesión uno de boquilla larga, como los que usa la gente que le da miedo encender la estufa o el boiler y prefiere conservar algo de distancia. Como era de esperarse, mis compañeros desaprobaban totalmente estos raros gustos, pero no me importaba, tenía al fuego, ese hermoso oro ardiente en mis manos, y lo que era mejor, tenía el poder de incendiar con este oro todo lo que yo quisiera, pero claro, no significaba que lo fuera a hacer con todo, a todo esto, había una niña, esa niña se llamaba Linda, y si, también era muy linda físicamente, pero así se llamaba, Linda Martinez, era sobrina del profesor Martinez, profesor que, por cierto, era el encargado de mi grupo, y también, el encargado de crearle pesadillas a la pobre de Linda, descuiden, en seguida les contaré por qué digo esto...
Yo siempre me pasaba mis recreos jugando sola, haciendo cada vez más grande mi colección de naturaleza muerta, a la vez, aterrando y alejando de manera accidental a los demás, sin embargo, Linda era distinta, Linda siempre se juntaba conmigo y me ayudaba a completar mi colección, a la vez, me contaba historias que hacían volar a mi joven mente, nos pasábamos ratos hermosos conversando y recogiendo cosas de entre los arbustos, pero, un día, la pequeña y dulce Linda, había llegado llorando conmigo, durante toda la clase no dijo una sola palabra, sin embargo, noté cómo miraba con un profundo odio y temor a su tío, al maestro Martinez, por lo cual, decidimos irnos a charlar a un lugar más alejado de todos, nos acomodamos entre unos arbustos de la jardinera, eran lo suficientemente grandes para cubrirnos y escondernos sin problema... no te quiero detallar lo que me dijo, por respeto a la pobre niña, pero en pocas palabras, me dió a entender que una noche anterior, su tío, que por cierto vivía con ella y su madre, abusó de una manera tan horrible de ella, y que además, la amenazó de muerte si decía algo, yo en ese momento me quedé atónita, no sabía que hacer, pero eso si, no me podía quedar callada, por lo cuál, decidí ir con la directora, lo cuál, no fué buena idea. La mente de la humanidad está tan retorcida, que cuando intentamos denunciar la situación, la propia madre de Linda me llamó difamadora, la directora me suspendió por una semana y a la vez, me gané el odio de mi maestro.
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Si las paredes hablaran...
Mystery / ThrillerMe han abandonado aquí para "sanar", mi "madre" jamás se preocupó mucho por mí y ahora se deshace de mí de esta manera... El manicomio, el último lugar en el que quieres acabar, el único lugar donde todo se vuelve más miserable de lo que ya era en u...