(Terror a los demonios)
11 de agosto del 2020. Barrymore Bold
Yo desde siempre fui un chico muy introvertido, nunca supe como iniciar una conversación de manera correcta y... me aterraba el hecho de que las personas me hicieran algún daño, pues... siempre fui víctima de acoso en la escuela. Recuerdo que mis compañeros desde que yo era pequeño se burlaban de mí, no me preguntes el por qué, pues ni yo mismo lo sé, tal vez era mi manera de ser tan fastidiante para ellos o incluso la manera en la que me vestía, seamos sinceros, a la gente no le hacen falta motivos para encontrarte un defecto y hacerte sentir una basura por el simple hecho de no ser una maldita copia barata y exacta de ellos.
Desde que inicié mis estudios y asisto a la escuela, he recibido una cantidad inmensa de insultos y burlas, además de golpes, claro, aunque estos últimos siempre iban un poco lejos... mejor dicho, bastante lejos, la mayoría de veces llegaba a casa con moretones en la cabeza, raspones y la nariz repleta de sangre, los malditos eran inteligentes, siempre se aprovechaban de mí fuera de las instalaciones escolares, así ningún maestro los detenía y la escuela podía no hacerse cargo de esto, pues eran simples peleas callejeras de jóvenes para ellos.
Para no alargarte la historia, Andy, este año yo pasaba a tercer semestre de bachillerato, no era el más brillante, pero no era una persona desordenada, cumplía con la mayoría de las cosas, pero claro, relacionarme nunca se me dio bien, incluso ahora, me cuesta aún más después de lo que pasó...
Ese día era el primer día de clases, me había levantado por la mañana, me había alistado como de costumbre y había bajado a desayunar con mi madre, las cosas en casa iban regulares, eran normales, mis padres no eran perfectos pero jamás me faltó nada de ellos, eso si, un defecto que ambos compartían era su maldita mente cerrada, hasta la fecha, ellos me siguen culpando por lo que ocurrió, sin saber que yo ni siquiera estaba consiente en ese momento de lo que estaba ocurriendo, a ellos nunca les gustó el psicólogo ni esas cosas, eran demasiado conservadores para creer en eso; pero bueno, me desvié del tema... mi padre antes de irse al trabajo me llevaba a la escuela en el coche, encargándose siempre de dejarme en la salida, darme un poco de dinero y desearme buena suerte, aunque no sirviera de nada.
Podría decirse que aquél día transcurrió normal, exceptuando el hecho de que percataba las pesadas miradas de Lucius, el chico en cuestión que se encargaba de darme mis palizas a menudo... ese día fue muy lejos. Recuerdo con exactitud que todos los días eran burlas y golpes por parte de él, sin motivo alguno, y ese día no iba a ser la excepción. Decidí al finalizar las clases dirigirme a mi casa, pues es lo que solía hacer, caminaba solo, recuerdo dar la vuelta en uno de los callejones que tomaba como ruta a mi casa, cuando de la nada, un fuerte golpe entre mis dos cejas y nariz, con lo que parecía ser un pedazo de madera, detuvo mi andar y me hizo caer al suelo, en donde de inmediato comencé a masajear esta parte, dándome cuenta que mi nariz sangraba de nuevo.
—Pero miren a qué pequeña rata tenemos aquí el día de hoy...— decía en un tono irritantemente burlón una voz rasposa y algo grave.
—Lucius... ¿Qué-...— Dije en un susurro apenas audible, temblando por el incesante dolor, cuando de pronto, fui interrumpido por un impacto aturdidor en mi nuca.
—Ahórrate las palabras, pequeñín, y dame todo lo que me sea útil.— Dijo para seguido quitarme mi mochila, vaciándola en la sucia acera, llevándose consigo los últimos tres pesos que me quedaban. —¿Esto es lo único que tienes, pequeño bastardo? No eres útil ni para darme cosas de valor.— Exclamó con odio, lanzándome a la cara las monedas que había tomado, volviéndome a golpear con fuerza en la cabeza, pero ahora dejándome inconsciente.
ESTÁS LEYENDO
Si las paredes hablaran...
Misterio / SuspensoMe han abandonado aquí para "sanar", mi "madre" jamás se preocupó mucho por mí y ahora se deshace de mí de esta manera... El manicomio, el último lugar en el que quieres acabar, el único lugar donde todo se vuelve más miserable de lo que ya era en u...