Capítulo 37: Donde hay oscuridad hay luz

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La liga estaba hecha un caos , la gente estaba nerviosa por los cadáveres al interior y muchos perdieron el control y entraron en pánico al ver como desde afuera lanzaban rocas rompiendo las ventanas, algunos trataban de llamar a la calma pero era inútil, la proporción entre alto mando, lideres de gimnasio y entrenadores de alto nivel era mucho menor que la de los civiles y entrenadores novatos con casi nada de experiencia quienes eran lo mismo que un civil en términos de utilidad, por lo que la masa temerosa era mayoritaria 10 a 1 y además estaban aterrados, no había forma de detenerlos.

Tileo: Esto es imposible, no puedo yo solo, Dracena está en mi espalda, Narciso está herido de gravedad, Malva está desaparecida y Dianta... bueno, no hay tiempo para lamentarse de ello, debo intentarlo ¡Escuchen...!

Pero solo lo pasaban a llevar, nadie escuchaba, estaban demasiado aterrados para ello, pero entonces la gente comenzó a calmarse de repente, Tileo buscó con la vista rápidamente y encontró la causa, Corelia y Lucario. Ellos dos estaban tomados de la mano compartiendo su energía y de alguna manera transmitiéndola a la demás gente, era como si contagiaran su calma, pese a los vidrios rotos o los golpes que se escuchaban en la puerta de la entrada.

Corelia: ¡Todos! No tengan miedo, nosotros les protegeremos, pero necesitaremos que nos hagan caso y sigan las instrucciones de los líderes de gimnasio, divídanse en tres grupos de evacuación, el primero irá con Tileo a la sala plateada, el segundo irá con Lino a la sala morada y el tercer grupo con Édel a la sala azul ¡Vamos! ¡Ya, ya, yaaa!

La gente finalmente obedeció y siguieron las instrucciones, también algunos otros ayudaron a ponerse de pie a los heridos y enfermos, asumiendo que todo estaba bajo control, tanto ella como su lucario cayeron de rodillas exhaustos. Cuando el grupo de Tileo pasó a su lado este le dio las gracias y siguió su camino, a su derecha pasó el de Lino a toda prisa y este iba de ultimo para guiar a los que iban mas atrás, luego vio a su colega exhausta y la cargó en sus brazos, el lucario les siguió a su ritmo y se pusieron a salvo encerrándose en la sala morada de la Dracena donde recibe a los retadores.

Lino: No sé cómo lo has hecho, pero has estado increíble - le decía mientras la miraba tiernamente y la colocaba en el suelo

Ella solo sonrió y cerró los ojos cayendo dormida en el acto, su lucario a duras penas arrastró junto a ella y al igual que su entrenadora cayó dormida junto a ella.

Lino: De todas formas, esto es provisional, no podemos encerrarnos aquí por siempre, debemos intentar contener a quienes sean que están tratando de entrar, aun no escucho la puerta romperse así que aun tenemos tiempo ¡Escuchen! Todos los que sean entrenadores y quieran ayudar síganme, no importa si no quieren es su decisión, no quiero a nadie que no esté comprometido, solo tengan en cuenta que existe la posibilidad de que no vuelvan así que piénsenlo bien

Tras unos segundos de silencio unos 10 entrenadores se ofrecieron entre los cientos de refugiados.

Entrenador Guay: Yo iré, no puedo dejar que te lleves todo el crédito

Enfermero: Pueden herirse yo iré

Domingero: ¡Quiero proteger a mi hermana, no me importa si no vuelvo!

Lino: Gracias chicos, lo aprecio... ¡Tu la enfermera de la esquina! Quiero que le eches un ojo a Corelia ¿Si?

Enfermera: Cuente conmigo haré lo posible

Criadora pokemon: Yo también, le daré un poco de mi jugo revitalizador

Chica: Yo tengo algunas galletitas, tal vez necesite comer despues

Lino: Muy bien les dejo, no salgan sin que yo les diga ¿Entendido?

Los mas cercanos respondieron con un gesto de afirmación y corrieron rápidamente hacia la entrada la cual debido a las barricadas que tenía aun no lograban penetrar, allí ya encontraron a Édel y a Tileo junto a sus voluntarios, este ultimo era el que tenía muchos mas y quienes por si solos conformaban un buen grueso.

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