Capitulo 10 Siguiendo un camino diferente 2

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Ultima vez:

Su corazón se hundió -Entiendo. Quieres aparearte con alguien que sea tu igual- Inhaló profundamente y se armó de valor -No devolveré el reclamo. Eres libre de marcharte-

Fuertes dedos se clavaron en su cadera y se retorcieron en su cabello -¡No!- el gruñó -¡Eres mía!- Él hundió sus colmillos en su cuello, en heridas recién curadas. Seras gimió cuando el placer y el dolor se mezclaron y reinició el fuego en su sangre.

~o~

El llevantó su boca ensangrentada de su carne desgarrada y comenzó a lamer las heridas como un gato, sellándolas con su saliva. La mano en su cabello se colocó en la parte posterior de su cuello, manteniéndola quieta mientras la mano en su cadera se deslizó debajo del dobladillo de su falda, los dedos se insinuaron debajo del borde de sus bragas, acariciando su húmeda raja. Ella gimió cuando las yemas de los dedos enguantados rozaron su clítoris hinchado. Él sonrió y concentró su atención en el nudo de tejido sensibilizado, pellizcando y retorciendo el nudo hasta que ella chilló y corrió contra su muslo, sobre sus dedos enguantados.

Seras gimió cuando esos malditos dedos comenzaron a acariciar su carne, su hendidura húmeda e hinchada a través de sus rizos empapados. Ella gimió y movió las caderas minuciosamente, meciéndose contra su muslo, su mano.

-¿Qué quieres de mí?- ella jadeó.

-Todo-

Seras forzó a su cabeza a girar, para encontrarse con su expresión inesperadamente seria -¿Qué quieres? Dijiste que yo no era suficiente-

-Me malentendiste. Lo que pasó antes... no es suficiente. Quiero todo lo que le diste y más. Quiero la lealtad y la devoción que le diste. Quiero que lo sueltes y te concentres en Mí porque soy tu pareja y Él nunca lo fue. Quiero que estés a mi lado, fuerte y fiel, lista y dispuesta a luchar contra enemigos y oponentes. Quiero que crezcas y sigas haciéndote más fuerte porque siempre habrá quienes quieran matar o tomar lo que no les pertenece.

-Te tomare cuando, donde sea, como quiera- Él ahuecó su ingle, sumergiendo las puntas de dos dedos dentro de ella pero no lo suficientemente profundo como para saciar su necesidad -No toleraré que otro hombre te toque. Tu carne, tus lágrimas, tu sangre, tu vagina... ¡Eres Mía!- el gruñó

-Tuya- ella está de acuerdo de todo corazón, porque era verdad. Nunca se había sentido atraída sexualmente por otros hombres, ni siquiera por Pip. Sus ojos siempre habían sido atraídos inevitablemente hacia Alucard, como un imán.

Alucard rio sombríamente y rozó sus labios contra los de ella en un casto beso -Entonces reclámame Seras Victoria, reclama a tu pareja. Veamos si tienes el poder de romper las ataduras que Abraham me impuso-

Seras se rio y aflojó la corbata roja alrededor del cuello de Alucard, permitiendo que el material cayera al suelo mientras desabrochaba su camisa para exponer la carne blanca y suave. Ella hundió los dientes en su cuello, casi exactamente en el mismo lugar en el que él la había marcado por segunda vez, la primera en esta línea de tiempo. Su sangre inundó su boca, rica y especiada, potente y prometedora porque hablaba en serio con sus palabras.

Era su turno de gemir y jalar sus caderas contra su ingle, para acomodar sus piernas para que se deslizaran sobre sus caderas. Reflexivamente cruzó las piernas detrás de sus muslos para evitar caer. Ella podía sentir su polla presionando contra su ingle a través de las capas de material. No pudo resistirse a mecerse contra él, frotándose hasta que la presión contra su clítoris la llevó al clímax con un suave jadeo.

No fue suficiente. Ella todavía estaba vacía, necesitada, dolorida. A regañadientes, ella sacó los colmillos de su carne y se estiró para presionar un beso sangriento contra su boca. Ella gimió cuando su lengua salió para lamer la sangre de sus labios y el interior de su boca.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora