Capítulo tres: Unido a ti

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A la mañana siguiente, Jennie despertó muy temprano como siempre, entro al baño, se dio una ducha rápida, pero, en sus pensamientos seguía presente ese hombre de la noche anterior, "debo descansar más o seguiré alucinando", era en lo que pensaba.

Salió, se colocó un traje azul de cuadros Chanel, que le quedaba muy bien, zapatillas negras, el cabello suelto, maquillaje discreto. Salió rumbo a la cocina a preparar su café rutinario, reviso la correspondencia, desayuno algo ligero, le dejó un poco de comida y agua a su mascota, y se dispuso a ir a trabajar.

Pero antes, con mucha curiosidad, comenzó a recorrer su departamento con la mirada, todo estaba en su lugar y no había rastros de que alguien más hubiera estado ahí, con cuidado comenzó a recorrer los cuartos, pero no había absolutamente nadie. Eso la tranquilizo y le daba la razón de que lo que necesitaba era descansar, tomó sus cosas y salió rumbo a su trabajo.

Al llegar sus amigas ya se encontraban en sus respectivas oficinas, ella acomodo algunos papeles sobre su escritorio, tomo asiento y se dispuso a comenzar el día con la mejor actitud.

_____: ¿qué es lo que haces aquí exactamente?

Jennie: ¡POR DIOS! – exclamo al mismo tiempo que salieron volando varios documentos que momentos antes se encontraban en sus manos. -

_____: yo no soy dios, ya te lo había dicho, soy el ángel del amor, - ese hombre se encontraba justo delante de ella, del otro lado de su escritorio. -

Jennie: ¿cómo entraste aquí?

_____: junto contigo ¿qué es eso? – preguntaba mientras se acercaba a una pequeña maceta que contenía un cactus, - es raro... OH, MIRA, - exclamo cuando quiso tocarlo y una espina se quedó incrustada su dedo, - eso es malo, no debes tenerlo aquí, - con su mano libre se quitó esa pequeña intrusa de su dedo sin mostrar dolor alguno. -

Jennie se apresuró a marcarle a sus amigas pidiéndoles desesperadamente que por favor fueran a su oficina, que era una emergencia. Las tres llegaron tan rápido como sus piernas se lo permitieron, al entrar se quedaron congeladas.

Jennie: por favor... díganme que ustedes también lo pueden ver, - les decía mientras señalaba a ese hombre. –

Lisa: sería imposible no hacerlo... sobre todo con ese suéter.

Rosé: además de que es muy guapo...

Jisoo: ¿de dónde lo sacaste, Jen?

Jennie: ¿de verdad lo pueden ver?

Lisa: claro que sí, hola, muy lindo tu suéter rosa, - saludaba a ese hombre que se encontraba justo frente a ellas. -

_____: hola, - les respondió mientras las saludaba con un gesto con la mano y les sonreía. –

Rosé: hola, yo soy Rosé, ellas son Lisa y Jisoo, - cuando se presentó, ese hombre la miro por unos instantes directo a los ojos, para después sonreírle de una forma muy amable. -

Jennie: por dios, Rosie, no te presentes, es un completo loco.

Lisa: Jen, no debes de ser grosera con las visitas.

Jisoo: pues no creo que esté tan loco, por algo lo has traído a la oficina, aunque debiste haberle puesto otro suéter, algo un poco menos llamativo.

Jennie: yo no lo traje, él ha llegado sólo, y está completamente loco.

Lisa: ¿por qué sigues diciendo eso?

Jennie: lo digo por qué... ¿saben qué? Lo mejor será que ustedes se den cuenta por sí mismas, vamos, preséntate con ellas, diles quien se supone que eres.

CUPIDO: Un ángel diferente (Jennie & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora