Fue entonces como una revelación.
Un muchacho pelirrojo se encontraba sentado frente a él, con sus manos aprisionadas y una mirada filosa.
Dazai parecía divertido.
El mayor no pudo evitar sonreír y mirarlos a ambos de una manera imperceptible.
"El que busca encuentra", pensó, "como dice el dicho".
Porque así, después de tanto pensar y pensar, finalmente aquello que deseaba se encontraba frente a sus ojos: Nakahara Chūya parecía ser capaz de ayudarlo a lograr su objetivo.
Si bien hubieron quejas al principio ambos muchachos trabajaron realmente bien juntos, complotándose de una manera increíble. Por ende se encontró encantado cuando Dazai no hacía más que hablar del contrario, soltando insultos y desmereciendo al mismo, pero completamente exhaltado. Era lo que estaba buscando. Fue entonces cuando la reaparición de Chūya junto a su incorporación a la Port Mafia sucedió.
El doctor veía lleno de orgullo como lentamente aquel objetivo por el que luchaba comenzaba a acercarse.
Los ojos de Chūya brillaron cuando le extendió aquel sombrero.
Era un símbolo de pertenencia.
Era un símbolo de lealtad.
Era un símbolo de unión.
Y todo aquello era algo que el pelirrojo demostraba anhelar, un lugar al que pertenecer, una familia.
- bienvenido a la Port Mafia Chūya-kun -. Fue lo que le dijo aquella vez al joven pelirrojo, quién lleno de determinación tomó el sombrero y con una sonrisa se arrodillo frente a él.
El mayor debía de admitir que aquella reacción lo tomó por sorpresa, nunca nadie por más agradecido que se encontrarse de había arrodillado frente a él por propia voluntad. Chūya no parecía avergonzado de hacerlo, tampoco consideraba que si orgullo había sido destruido, su expresión mostraba todo lo contrario, aquello hizo sonreír a Morí, aquel muchacho no hacía más que complacerlo.
Si bien el doctor anhelaba estar a cargo del pelirrojo no podía hacerlo debido a su alta carga horaria, por lo que Kiōyo encantada supervisó y asesoró al menor en los primeros meses, aunque claro estaba que la presencia de Dazai era inevitable.
- oye, perro -. Se escuchaba en los pasillos.
- ¡No me llames así momia! -. Le respondían.
- ven conmigo -. Era lo que continuaba. Para seguirle a todo aquello gritos y maldiciones.
El mayor río. Elisse lo observó.
- ¿No crees que deberías de intervenir? - Consultó la menor.
- no por ahora -. Contestó -. Dejaré que su relación fluya, pero luego tomaré cartas en el asunto.
Luego de decir aquello, no debió de esperar mucho para que Dazai comenzará a actuar, la vez siguiente que el pelinegro se encontró con ambos jóvenes, Dazai lo observaba victorioso, mientras que Chūya no solo portaba sino que también toqueteaba nervioso y claramente incómodo una oscura horquilla en su cuello. Obviamente aquello era causa de Dazai.
- que bello collar traes Chūya-kun -. Sonrió mientras mencionaba, el pelirrojo se puso notoriamente nervioso.
- e-eh -. Farullo -. Yo-o... -. Intentaba armar una oración mientras toqueteaba la parte de atrás como si deseara sacárselo.
Dazai apartó la mano el contrario de su nuca y lo sostuvo firmemente para evitar cualquier acción que pudiera soltar aquel collar.
- no sabía que tenías aquel tipo de gustos -. Siguió Morí -. Te queda bien, combina con tu sombrero -. Agregó, Chūya agradeció sus palabras, Dazai bufó molesto, entonces sonrió aún más -. Te compraré uno para ti cumpleaños, ¿que color te gustaría probar?
- ninguno -. Soltó el castaño antes de que una palabra saliera de los labios del más bajo -. Solo usará ese, el que tiene, el que yo le dí.
- oh -. Dijo -. Ya veo.
Ahora la habitación quedó en silencio unos minutos. Chūya parecía querer que la tierra lo tragase, mientras agarraba la mano del contrario en un deseo de que dejara de tocarlo, Dazai seguía produciendo contacto con sus cuerpos con el resto de sus extremidades. Morí de incorporó, para luego acercarse a ellos y acomodar las ropas de Chūya, que no necesitaban atención alguna.
- Kiōyo parece ser una maestra excelente -. Dijo.
- lo es -. Afirmó Chūya alejando a su compañero completamente solo para centrarse en el mayor. Dazai los observó con recelo.
- tengo una nueva misión para ustedes.
Ambos lo escucharon atentamente.
A pesar de todo, trabajo era trabajo. Aquello le servía al mayor para mezclar emociones con deber, pero nunca pasaba la línea.
- será un viaje largo, de varios días -. Explicó -. Dudo que tarden más de una semana.
- déjanoslo a nosotros -. Soltó seguro Dazai.
El mayor sonrió para regresar hasta su escritorio y extenderle los papeles con la explicación a ambos.
- espero los mejores resultados -. Sancionó.
Pero no solo se refería a la misión.
Aunque Dazai ignoraba aquello.
Aunque Chūya ignoraba aquello.
- no seas tan rudo con ellos -. Suspiró la menor sentada en un sofá cerca del ventanal.
Chūya sonrió, Dazai dio vuelta los ojos.
Pero luego ambos marcharon firmemente a completar lo pedido.
- ya veremos -. Dijo Morí en respuesta a la menor, cuando se encontraron solos.
Ella era la única que no ignoraba su plan.
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El diablo no negocia
Fanfiction"Dazai con "D" de diablo". Pensó Mori cuando lo vio sonreír aquella vez, mientras planeaba como borrar aquella sonrisa burlona. Tardó tiempo, pero finalmente encontró el método, encontró a la persona, encontró a Chuuya. Solo que al final, sus pla...