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  El retorno del pelirrojo se había tardado más de lo planeado. Parecía en realidad, que el más bajo lo había hecho a propósito, alejarse y mantenerse ocupado hasta que lograra sentirse mejor.

Mori no le recriminó nada, debido a que como era usual, había hecho un trabajo impecable.

En ambos sentidos.

La misión fue concretada con éxito, y no tuvo siquiera que detenerse a pensar en cómo cubrir la masacre producida por el pelirrojo debido a que este se ocupo de ello. Profundamente.

Por otro lado, Chūya había logrado generar aquella incomodidad en el castaño que tanto anhelaba. Debido a que además de ausentarse mucho tiempo, reapareció sin su horquilla. Dazai al verlo salto sobre él, casi feroz, cómo si fuese a comerlo.

- te tardaste mucho -. Soltó, sin siquiera darle la bienvenida.

El contrario no le respondió.

Daxai lo observó de arriba a abajo, analizando sus diversas heridas.

- Chūya-kun -. Saludó el mayor -. Buen trabajo -. Continuó mientras se acercaba a él, a pesar del estado deplorable del contrario su sombrero se encontraba impecable -. Ve a la enfermería, te revisaré al terminar de leer un par de papeles importantes y luego puedes descansar todo lo que desees.

- muchas gracias -. Respondió.

Dazai frunció el ceño.

Mori lo observó y luego, con una amable sonrisa extendió su mano al hombro del contrario.

- no hay d... -. Pero no pudo terminar su oración, o siquiera llegar a tocar al pelirrojo que Dazai bofeteó su mano y aferró el brazo del contrario para acercarlo a si.

Chūya pareció estar sorprendido. Mori intentó contener su sonrisa.

- lo llevaré a la enfermería -. Sancionó firme, luego de un minuto de un incómodo silencio -. Le pediremos a alguna otra persona que lo revise, tu solo haz tu trabajo y no te metas -. Escupió, para sin agregar nada más, arrastrar al confundido pelirrojo por los diferentes pasillos.

Ahora sí, solo, Mori pudo liberar una fuerte carcajada. Estaba comenzando a emocionarse, finalmente, su pupilo parecía ansioso, molesto, posesivo.

Espero unos minutos para seguir a ambos menores, necesitaba saber cómo es que reaccionaría el castaño a continuación.

  Había dado la orden a todos los médicos del edificio que no tocaran a Chūya, era demasiado valioso como para dejarlo en las manos de algún otro médico, especialmente de los que estaban por alli: clandestinos.

Es por eso que no se sorprendió el no encontrar a nadie al llegar. Simplemente se encontraban ambos adolecentes, peleando. A pesar de que las riñas entre ellos era algo usual, está parecía diferente a las otras. En silencio se detuvo a analizarla.

Dazai no paraba de empujar al contrario, mientras parecía hacerle preguntas atropelladas que no alcanzaba a comprender por completo. Chūya también parecía confundido, y debido a su cansancio no podía hacer nada más que dar pasos hacia atrás.

- ¿Por qué? -. Logró entender.

Chūya no respondió.

- ¿Dónde....? -. Creyó escuchar.

Chūya no respondió.

- ¿Quién? -. Sintió mencionar.

Chūya no respondió.

Siguió preguntando, cosas confusas, parecía querer saber que había sucedido, que había hecho, dónde había estado, con quién, por qué.

Pero Chūya no respondía, permitía que el contrario lo acorralara, pero lo respondía.

El diablo no negociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora