3

3K 326 34
                                    

La voz del pelirrojo era de las más entendibles que había oido a la hora de leerle los reportes, mientras ambos caminaban a la par por el largo pasillo, Chūya leía en voz alta la diminuta letra que Mori no lograba a comprender debido al cansancio de sus ojos.

Tanta documentación lo tenía bastante agobiado, en especial porque no estaba logrando solucionar los problemas en la frontera debido a otra organización mafiosa. Deseaba generar algún tipo de acuerdo para tener que evitar siempre el mismo problema cuando quisiera cruzar mercadería por la frontera.

Chūya detuvo su lectura. Había finalizado el cuarto informe, le faltaban otros dos y tres cartas.

Morí levantó la mano, pidiéndole que detuviera la lectura por unos segundos.

Necesitaba pensar.

El pelirrojo permaneció en silencio.

El doctor también detuvo su andar cuando se encontró cerca de un ventanal, se encontraban en el tercer piso, podía tranquilamente observar para abajo, de la misma forma estaba en una ubicación en la que podía ver por varios pasillos. Siempre le había gustado tener todo bajo control, era una de las razones por las que varía veces salía a caminar por la Port Mafia.

Se sentía a gusto al ver cómo todos se encontraban trabajando.

Todos menos dos muchachos.

Se centró en ellos.

Su pupilo estaba caminando hacia un hombre de cabellos colorados. No le hizo falta mucho más de observación para saber que se trataba de Odasaku. Chasqueo la lengua. Era extraño que tuvieran algún tipo de contacto tan directo en la Port Mafia, solo solían juntarse sin escrúpulos en aquel viejo bar y de vez en cuando se cruzaban en algunas misiones.

Odasaku era un bajo miembro en la organización. En cambio Dazai era uno de los ejecutivos más importantes de la misma.

Pero extrañamente el menor tenía una necesidad de relacionarse con el contrario.

Vió a su pupilo actuar infantilmente alrededor de Odasaku.

En definitiva, si quería hacer desesperar completamente a su pupilo no solo tenía que utilizar a Chūya, debía de deshacerse de Odasaku

El pelirrojo observó a Morí aún desde sus espaldas, con todos los papeles en las manos.

- ¿Señor? - Lo llamó - ¿Sucede algo?

- no -. Dijo -. Creo que vamos a tener que ser diplomáticos en esta situación -. Explicó -. No podemos suponer que somos la única organización mafiosa de Yokohama.

- pero somos la organización más grande, deberían de tener un poco de respeto.

- si -. Respondió, pausado, pensando en como resolver ambas situaciones -. Pero aliarnos con ellos nos conviene -. Continuó -. Luego veremos cómo podemos deshacernos de ellos, si es necesario.

Chūya asintió.

Morí se volteó entonces hacia el menor. Sus ojos se encontraron y vio entonces el profundo respeto que esté le tenía, se preguntó porque Dazai carecía de ellos, luego suspiró y sonrió, tenía que admitir que no había sido el tutor más amable y confiable, pero que al menos de esa forma había logrado crear a un joven astuto, hábil e ingenioso. Si bien luego Dazai había presentado actitudes que no le agradaban, el doctor sabía que era imposible controlar a alguien de pies a cabeza.

O aquello al menos era algo casi imposible para él.

Presentía que para alguien como Dazai, debía de ser como una clase de juego.

El diablo no negociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora